La palabra margarita (flor de centro amarillo) viene del latín margarita (perla). Este no es el diminutivo de margo, sino que viene del griego μαργαρίτης (margarites = perla), con el sufijo -ίτης que designa minerales, como en hematita, dendrita y pirita. De ahí también la palabra margarina.
La palabra griega parece venir del sánscrito मञ्यरी (mañjari), también presente en el persa marvarid.
El vocablo griego μαργαρίτης, que sin duda es un préstamo oriental, pudo ser tomado del persa marvarid y no del sánscrito, ya que los griegos no tienen contacto continuo ni profundo con el sánscrito. Los griegos conocen las perlas gracias a la expedición de Alejandro Magno por Asia a través del imperio persa y se supone que con quienes entran en contacto íntimo es con los persas, que sí las conocían muy bien. Los griegos pudieron adaptar la palabra persa al sufijo -ites, característico de las piedras. Ver al respecto la entrada μαργαρίτης en el diccionario etimológico del griego de Pierre Chantraine.
Y en efecto, parece que los hechos dan la razón a Chantraine, pues el vocablo griego μαργαρίτης, del que existe una variante con d radical, μαργαρίς, μαργαρίδος ("margarís, margaridos") aparece por primera vez en Aristóteles (s. IV a.C.) que vive los inicios del periodo helenístico y las conquistas de Alejandro, y luego en su discípulo Teofrasto (s. IV-III a.C.), en unos momentos en que no hay contacto conocido ni usual de los hablantes del griego con los hablantes del sánscrito, y en cambio sí hay un largo contacto, incluso previo a Alejandro, del griego con el persa. En época de Alejandro e inmediatamente después lo más cercano a un contacto que pueda llamarse estable con tierras indias es la conquista por parte de este, de la Bactriana, territorio limítrofe con India y de gran relación cultural con ella, y ciertos contactos con la Sogdiana vecina, lo que acaba consolidando allá un reino bactriano o grecobactriano algo inestable: pero en estos territorios no se hablaba sánscrito, ni mucho menos, sino bactriano y sogdiano, que eran dos lenguas de la subfamilia indoirania y en el caso del sogdiano, emparentado con el escita. Bien es cierto que de este reino y por conquista particular de sus reyes, se desgajó un reino indogriego en territorio del actual Pakistán que duró algo más de un siglo hasta que fue fagocitado por los partos: pero este reino es posterior al año 200 a.C. y como se ve la palabra μαργαρίτης aparece mucho antes de esta fecha en griego, y además en este reino es mucho más fácil que se hablaran usualmente las variantes del prácrito u otras modalidades lingüísticas del grupo indio, que demasiado sánscrito, que era ya una lengua de élites culturales y religiosas.
Pero lo que sería interesante aquí es ver como una palabra, margarita en latín y μαργαρίτης en griego, que designaba a la perla, pasa a referirse a la flor y a la planta que conocemos como margarita. Y ahí podemos sospechar de la influencia de Aristóteles en el terreno de la biología y la botánica a partir del Renacimiento. Porque margarita en latín siempre significó perla, pero resulta que Aristóteles, en su tratado de las plantas, usa la palabra para referirse a una planta de Egipto. Quizá este sea el origen de esa traslación semántica. Porque la flor que llamamos margarita, según distintas variedades, se podía llamar en latín bellis, aster o amellus.
- Gracias: Helena
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