La voz mande puede considerarse una forma fija y estereotipada de una respuesta, similar a una interjección, si bien no es más que el imperativo del verbo mandar en una segunda persona de cortesía (mande usted). En España es una forma tradicional y arcaica que era propia del lenguaje de pueblos y aldeas, desusada completamente en medios urbanos. En catalán en cambio la forma correspondiente "mane" siempre ha estado más extendida por diversos medios. Siempre presentó mande dos variantes, una enunciativa afirmativa y otra interrogativa. La afirmativa era respuesta a la llamada o interpelación de otro, de manera que era similar a un "dígame" pero poniendo de manifiesto una muy vieja fórmula de cortesía y alto reconocimiento del otro que hacía responder con un "mande usted", equivalente a un "dígame que estoy a su disposición para servirle". Pero la forma interrogativa es la más graciosa, pues cuando alguien decía "¿mande?" lo que estaba evidenciando es que no había entendido ni jota de lo que se le había dicho, muchas veces por ser palabra o expresión desconocida, y se estaba solicitando cortésmente que se le repitiera lo dicho.
Es sobre todo ese segundo "¿mande?" el que moderna y cómicamente remedamos mucho en España, haciendo parodia del habla antigua de los pueblos, especialmente para mostrar ironía y jocosidad ante alguien que se empeña en expresar una rara palabra desconocida que nadie emplea, como podría ser por ejemplo tecovasaurio, amebelodonte o gonfoterio, o ante quien expresa una frase con un razonamiento absurdo e incomprensible, chocante para cualquiera. Es entonces cuando decimos irónicamente "¿mande?", remedando jocosamente a las viejecitas de los pueblos de hace un siglo o mucho más. De modo que, aunque con un uso jocoso, hemos recuperado este arcaico "mande" que casi estaba en vías de extinción en España. Parece ser que el uso de "mande", esta muy antigua fórmula de cortesía en las respuestas, es muy general en México y es que a veces en América se conservan muchas formas que en España son arcaísmos que fueron muy usados pero ya no lo son, o incluso variantes que en muchas zonas se han perdido prácticamente.
El verbo mandar viene del latín mandāre (encomendar, confiar, encargar, dar en misión), que es literalmente confiar cualquier cosa (dare) a la mano de otro (manus). La palabra latina manus depende de una raíz indoeuropea *man-2 (mano), y el verbo dare se vincula a una raíz indoeuropea *dō- (dar).
- Gracias: Helena
- Gracias: Jesús Gerardo Treviño Rodríguez.
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