La palabra ferrugíneo (que a la vista se ve que tiene hierro, o que tiene sabor a hierro) viene del latín ferrugineus, compuesto con:
La palabra ferrugo (hierro oxidado), formada con:
La palabra ferrum (fierro o hierro), de donde también tenemos las palabras ferro, aferrar, herrumbre y herramienta. Esta palabra es de origen incierto. Algunos la asocian con la raíz indoeuropea *dher- (soportar, sujetar), mientras que otros de *bhreu- (hervir, quemar).
El sufijo -ugo que denota películas, capas, recubrimientos, enchapados o oxidación que cubre la superficie de algún material y que encontramos en las palabras albugo y lanugo. Este sufijo viene de la palabra aerugo (oxidación de cobre), sonorización de aeruca (cardenillo, color verdigris, como el de la oxidación de cobre que ves en las estatuas), compuesto con:
La palabra aes, aeris (cobre, bronce), de donde tenemos erario, alambre y estimar. Se vincula a la raíz indoeuropea *aios- (metal).
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