La palabra artista es una creación del latín tardomedieval, exactamente del s. XIV, a partir de la palabra latina ars, artis con un sufijo -ista que marca agentes y profesionales, procedente del griego -ιστής y que se adapta al latín con la forma -ista. En ese latín del s. XIV artista designó a los formados en las llamadas "artes liberales" (las siete disciplinas del Trivium y el Quadrivium: Gramática, Retórica, Dialéctica, Aritmética, Geometría, Música y Astronomía) o bien a los estudiantes de ellas, también a los artesanos especializados y por último a los artilleros de los ejércitos. La voz pasó al francés a fines del s. XIV y en castellano aparece en el Diccionario de Nebrija de 1495. En latín propiamente lo que hoy entendemos por artista se decía artifex, artifĭcis (el que hace o practica un arte), de donde viene artífice. Pero el castellano ha especializado artista preferentemente para el que practica las bellas artes, mientras artífice tiene un sentido mucho más general.
La palabra latina ars artis ha dado nuestro vocablo arte, que significa capacidad o habilidad adquirida para hacer algo o conjunto de preceptos y reglas necesarias para la práctica de algo. En latín ars, artis es un rico vocablo que designa todo aquello que puede aprenderse, adquirirse para el ejercicio de una habilidad, también habilidad adquirida, talento adquirido y que no depende de natura (la naturaleza), y todavía oponemos lo artificial a lo natural. Ars designa en latín además a todo lo que llamamos artes y técnicas, es decir a todo conocimiento adquirido que es capaz de crear aplicaciones prácticas de cualquier naturaleza, desde una escultura a un puente, desde un sembrado sistemáticamente calculado o un injerto en un árbol hasta un bello discurso o poema, desde un manejo adecuado de las velas de navegación hasta el conocimiento adecuado y praxis de las artes de cortejar a una mujer, por poner unos ejemplos. Todo entra en ars, mientras sea un conocimiento adquirido que se está empleando en aplicaciones prácticas.
Ars se opone a scientia (conocimiento) en que ciencia es un puro conocimiento, especulativo, en que lo que priva es básicamente el afán de saber, pero sin aplicación práctica. En cuanto ese conocimiento se aplica a la producción de algo, sea material o inmaterial, ya se transforma en un ars.
Y esto es porque la palabra ars está vinculada desde su origen a la idea de la manipulación y el correcto y armonioso ajuste de las cosas, ya que contiene la raíz indoeuropea *ar- (colocar, ajustar, articular), que encontramos en multitud de palabras del latín como arma (las armas), armus (la articulación dl hombro), artus (articulación), ordo, ordinis (fila, hilera articulada, orden), ordiri (tramar, ordenar), ornare (adornar, equipar), etc.
De la palabra latina ars el latín derivó otras palabras que han dado lugar a vocablos nuestros como artero, artesano, artefacto, artilugio, artificio, artimaña e inerte.
- Gracias: Helena
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