Etimología de TOLEDO

TOLEDO

El nombre propio Toledo designa a una famosísima ciudad monumental española situada en el centro de la península, dentro de la actual comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. Hay además numerosas ciudades llamadas Toledo en América, como en Argentina, en Bolivia, en Brasil, en Colombia, en Uruguay, varias en EEUU, e incluso en Filipinas. Todas ellas se llaman Toledo en conmemoración de la Toledo española, bien porque sus fundadores procedían de allí, o bien sencillamente porque eran españoles, ya que Toledo se consideró en la primera mitad del s. XVI a modo de capital de España y sede de la corte real, junto a Valladolid, hasta que Felipe II trasladó la corte a Madrid y estableció en esta claramente la capitalidad, lo que sucedió en 1561.

El nombre Toledo viene del latín Tolētum, denominación de la ciudad que aparece por primera vez testimoniada en el historiador romano Tito Livio (s. I a.C.- I d.C.), quien también usa el gentilicio Toletani (toledanos) para sus habitantes. Tito Livio nos narra como en la progresiva expansión por la península Ibérica de los romanos, que habían penetrado en ella en el siglo III a.C., Tolētum, ciudad de los carpetanos, es conquistada en el año 193 a.C. por el cónsul romano Marco Fulvio Nobilior, quien debió enfrentarse a un ejército de vetones y vacceos que venía en socorro de la ciudad. También describe su posición elevada, que sigue caracterizando a la ciudad, en un cerro rodeado por una cerrada curva del río Tajo. Es por eso que algunas etimologías populares se empeñan en relacionar su nombre con el verbo latino tollĕre (elevar, levantar), cuando es evidente que el nombre no es de origen latino y se trata casi con toda seguridad de la latinización de un nombre previo de la ciudad, celtibérico, de cuyo significado y raíz nada sabemos.

Lo cierto es que Toletum fue romanizada alcanzando gran importancia y de esta etapa se han localizado en ella restos de acueductos, circo, anfiteatro, teatro, termas, obras hidráulicas diversas, numerosos restos de calzadas que la rodeaban, etc. Hacia finales de época romana en el s. V d.C., fue conquistada por los visigodos, quienes establecieron allí la capital del reino hispanovisigodo, con lo que la ciudad, que contaba con murallas de la época en parte conservadas, alcanzó un auge tremendo, siendo la sede de un arzobispado que tenía la primacía religiosa de toda España (aún hoy el arzobispo de Toledo la tiene) por lo que en ella se celebraron diversos concilios. Con la invasión árabe, Toledo es conquistada por los musulmanes, formando a la larga parte, primero del emirato y luego del califato de Córdoba, lo que la dotó también de mezquitas y otros monumentos aún en parte conservados, pero la larga tradición cristiana hizo que los mozárabes de Toledo se sublevaran en varias ocasiones contra el poder musulmán del califato, recibiendo duras y sangrientas represiones por ello. Al desintegrarse el califato de Córdoba en 1031 (este califato realmente duró sólo un siglo, de 929 a 1031), Toledo y su entorno se convirtieron en un reino de taifa que apenas sobrevivió como tal unos 50 años, pues la ciudad fue conquistada por Alfonso VI de Castilla en 1085, volviendo a dominio cristiano.

Entonces la ciudad volvió a alcanzar un esplendor enorme. En ella convivían pacíficamente cristianos, judíos y musulmanes, y buena parte del clero dominaba las tres lenguas, árabe, hebreo y latín, o se relacionaban entre ellos, lo que desde el s. XII hizo que se iniciara la actividad de los traductores de las principales obras teológicas, científicas, etc. que se vertían al latín, Escuela de Traductores que en el s. XIII institucionalizó totalmente y potenció el rey castellano Alfonso X el Sabio. Al mismo tiempo la ciudad empezó a llenarse de monumentos de gran importancia, iglesias, palacios y alcázares, conventos, patios y claustros, puertas monumentales de muralla, etc., actividad constructiva que persistió en gran medida en el XV con los Reyes Católicos y en el XVI, y que, aunque continuó en el XVII y XVIII ya fue más atenuada en estos últimos siglos al haber perdido la ciudad su preeminencia política. Entre muchos grandes monumentos excepcionales destaca la colosal catedral gótica de Toledo, construida sobre la mezquita mayor musulmana, que a su vez se había construido sobre la antigua catedral visigótica.

Todas estas etapas históricas y constructivas han hecho de Toledo un excepcional enclave monumental que hoy es patrimonio de la humanidad.

- Gracias: Helena

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