La palabra termas viene del latín thermae (baños públicos) y este del griego θερμός (thermos = caliente). Hoy día se refiere a baños de agua mineral caliente. La palabra griega θερμός viene de la raíz indoeuropea *gwher- que dio fórceps y fornicar a través del latín.
Los creadores de las termas fueron los romanos, si bien no les dieron este nombre (thermae), por la moda de las denominaciones griegas, hasta el s. I d.C. Anteriormente las llamaban balnea (baños), de donde la palabra balneario. Los griegos no tenían termas, si bien en sus gimnasios públicos o palestras con el tiempo se desarrolla una sección pequeña para bañarse o lavarse tras el ejercicio físico. Los romanos construyen termas en todas las ciudades de manera constatada al menos desde el s. II a.C. y se considera un servicio indispensable en una ciudad. Por ejemplo, mi ciudad, Valencia en España, fue fundada en el s. II a.C. como un núcleo minúsculo, pero aun siendo de dimensión menor que cualquier pueblecito actual, desde su fundación disponía de sus termas hoy bien conocidas y excavadas.
Las termas romanas son edificios muy monumentales que constan de unas secciones fijas. Aparte de una sección de vestuario normalmente con sus hornacinas o taquillas (apodyterium), constaban siempre de caldarium o sala caliente con una o más piscinas de agua caliente, tepidarium o sala templada y frigidarium o sala fría, con una gran piscina de agua fría. Además solían tener una explanada grande o palestra para practicar ejercicio físico y salas de vapor o saunas. Todo esto era posible gracias a un invento romano: el hipocausto subterráneo, un horno o sistema de hornos que calentaban todo un circuito cerrado de aire caliente situado en el subsuelo que calentaba a conveniencia las salas calientes o templadas y las piscinas de agua caliente. En las grandes ciudades como Roma había varios establecimientos termales, que además ofrecían servicios anejos como bibliotecas y tiendas de comida preparada, y tenían capacidad para dar servicio a millares de ciudadanos a la vez cada una. Normalmente los romanos acudían a las termas, gratuitas o muy baratas, por las tardes, al acabar su jornada, y eran también centros de reunión social, tertulia de los amigos, lectura en común o charla política, etc. Normalmente las termas ofrecían un horario para mujeres y otro para hombres, de manera que no se mezclaban jamás hombres y mujeres en su uso, salvo algún caso excepcional del que tenemos constancia en época imperial. El servicio constante de agua de las termas lo proporcionaban acueductos, y sabemos que en muchos casos, el agua ya usada que constantemente se evacuaba de las termas era canalizada y reutilizada para riego agrícola.
Los ricos, en sus mansiones, solían tener pequeñas termas con su hipocausto, pero aun así también frecuentaban las termas públicas como lugar de encuentro y reunión con los amigos. Con la caída del Imperio Romano que produjo estados poco capaces de sostener estos servicios y sobre todo con la generalización del cristianismo simultánea que condenaba las termas como fuente de pecado por la necesaria desnudez de los bañistas, considerada impúdica, estos servicios públicos se cerraron hasta desaparecer prácticamente en la Edad Media cristiana.
- Gracias: Helena
Avísanos si tienes más datos o si encuentras
algún error.
Miembros Autorizados solamente:
Los iconos de la parte superior e inferior de la página te llevarán a otras secciones útiles e interesantes. Puedes encontrar la etimología de una palabra usando el motor de búsqueda en la parte superior a mano derecha de la pantalla. Escribe el término que buscas en la casilla que dice “Busca aquí” y luego presiona la tecla "Entrar", "↲" o "⚲" dependiendo de tu teclado. El motor de búsqueda de Google abajo es para buscar contenido dentro de las páginas.
↑↑↑ Grupos Anteriores
↓↓↓ Grupos Siguientes