Etimología de SEMEN

SEMEN

La palabra semen proviene del latín semen, seminis (semilla). La vida empieza con una semilla. Cuando la semilla detecta que está en un lugar fértil y con condiciones apropiadas empieza su cambio de paradigma. Es decir, en ese momento, cuando la tierra, la humedad y el sol están a un nivel apropiado causan un evento que estimula el cambio en la semilla.

En los mamíferos (como los humanos), el semen no es la semilla. Es el fluido que lleva los espermatozoides. Estos tampoco son la semilla. Son sólo parte de la semilla. La otra parte es el óvulo. El punto en que el espermatozoide entra en el óvulo se llama concepción. Ese es el evento (usando mi modelo de cambio de paradigma) que nos da vida. La palabra concepción proviene del latín conceptio, combinando las palabras com- (con) y capere (capturar), ver concepto.


La palabra latina semen, semĭnis (semilla), dotada de un sufijo instrumental -men (< *-mn indoeuropeo), significa en origen "medio de siembra" y nunca en latín designó al semen del varón. La palabra latina se forma sobre la raíz indoeuropea *sē-1 (sembrar), y en origen designaba a las semillas, sobre todo de los cereales, que se siembran a voleo, lo que se expresaba con el verbo diseminar. Aparte de semilla vegetal, en latín el vocablo semen en sentido figurado designa a los elementos, átomos o principios elementales de las cosas, a los orígenes y las fuentes de algo, y también a veces a la descendencia en general, pero nunca al semen del varón que no es ninguna semilla. De semen proceden también las palabras semen (entendido como "semilla del varón"), seminal, simiente, semilla, sembrar, seminario ("semillero" de saberes) o inseminación. La raíz indoeuropea *-1 dio también en latín:

¿Cómo la palabra semen llegó a designar al licor reproductivo de los machos que porta los espermatozoides? Pues es muy sencillo. Se trata de un uso calcado del griego en una acepción pervertida de la lengua griega. En griego existe para semilla la palabra σπέρμα ("sperma", semilla), cuya estructura es muy parecida a la de la palabra latina semen, pues se forma sobre una raíz sper- (diseminar), cuya raíz indoeuropea es *sper- (esparcir, sembrar), y el mismo sufijo indoeuropeo *-mn que la palabra semen, sufijo en que en griego la sonante n vocaliza en a, dando la forma -ma. Pues bien, los griegos, que desconocían el mecanismo exacto de la fecundación sexual, trasladando a la ciencia sus prejuicios androcéntricos y como muy bien explica Aristóteles en la generación de los animales, y favorecido esto por la experiencia de que una hembra sólo concibe si recibe el contenido reproductivo del varón, no siendo evidente ni visible externamente el aporte reproductivo de los óvulos femeninos, sostenían que cada nuevo ser era producto exclusivo de una semilla que proporcionaba exclusivamente el varón, siendo la hembra exclusivamente un elemento similar a la tierra, capaz de nutrir y hacer crecer esta semilla que en nada tenía que ver con ella por origen. Esto hace que ya desde el s. V a.C., en los tratados hipocráticos griegos se escoja la palabra σπέρμα = sperma (semilla), para designar al líquido reproductivo del macho que según ellos es el origen exclusivo del nuevo ser. Como la medicina griega tiene gran influencia y se traduce al latín, para traducir el equivalente exacto de la palabra griega σπέρμα, sólo se podía emplear semen, pues este es su equivalente formal exacto. Y ese es el origen de la tradición de llamar semen al líquido reproductivo del varón que porta los espermatozoides, que sólo son gametos y no semillas, y que deberán unirse a otro gameto, el óvulo femenino, para dar lugar a una verdadera semilla que es el zigoto o germen del embrión.

- Gracias: Helena


Es falso que "..semen nunca en latín designó al semen del varón". En LewisShort pueden ver referencias donde Plauto, Varrón, Clesio y Ovidio usan esta palabra con la semántica de semen de hombres y animales.


Si bien parece que en latín se utilizaba de manera genérica la expresión eiaculatum para referirse al semen y al mecanismo que lo expulsaba del cuerpo, como ya se mencionó esta es la lengua a través de la cual el castellano recibe la palabra semen, cuyos orígenes se remontan al griego σπέρμα. Aunque, según una de las interpretaciones filológicas, la palabra latina semen y la griega σπέρμα no fueron usadas de la misma manera en ambas lenguas, pese a que pertenecen al mismo campo semántico, sí que tienen la misma base cognitiva (generar algo nuevo, dar origen a algo). Esto admite la posibilidad de que en latín la palabra semen haya sido usada para hablar, en efecto, del semen.

Ahora, en cuanto a la dimensión cultural del asunto (lo cultural y lo lingüístico están siempre estrechamente ligados), es sencillamente ideológico y anacrónico afirmar que el uso de σπέρμα por parte de los griegos obedece a prejuicios androcéntricos. Sobre esto se ha discutido bastante y ni siquiera Aritóteles se ha salvado de ser vapuleado por una interpretación moderna y sesgada de su pensamiento y del pensamiento del hombre antiguo. Es un hecho antropológico que cuando los pueblos de la región mediterránea y de oriente próximo (no solo los griegos) desarrollaron la agricultura tras descubrir el mecanismo con el que funcionan las semillas para la reproducción de las plantas, asociaron esto con la reproducción en general (para los egipcios el dios Atum fue el primer creador y utilizó su simiente para ello). Esto porque observaron que la identidad de la planta se hallaba en la semilla, es decir, la planta específica que se generaría dependía de los contenidos de la semilla y no de la tierra. Por supuesto que esto no aplica en su totalidad para la reproducción sexual animal, pero la asociación realizada por los antiguos es el resultado de un patrón cognitivo en el pensamiento humano que, entre otras cosas, nos permite crear analogías. En conclusión, la asimilación del líquido seminal con la semilla de la nueva vida y sus efectos en las lenguas en cuestión es producto de una interpretación de la naturleza y no un prejuicio androcéntrico.

Por otro lado, es curioso ver como la ciencia moderna, aun conociendo el mecanismo biológico de la reproducción sexual, haya decidido mantener la palabra griega σπέρμα para hablar de los gametos masculinos (espermatozoides).

- Gracias: Ju


La palabra latina semen no viene del griego σπέρμα. Como explicó Helena arriba, ni siquiera comparten raíz indoeuropea. La palabra latina se asocia con *sē(i), mientras que la griega con *sper-2-. Ambas raíces significan sembrar.

De Vaan deriva semen del verbo serere (sembrar), que también está presente en palabras como aserto, disertar e insertar. El sufijo -men indica instrumento, medio o resultado, como en: certamen, dictamen, examen y espécimen.

Por otro lado, σπέρμα deriva del verbo σπείρω (speiro = yo siembro) con el sufijo -μα (-ma resultado de la acción), como en axioma, morfema y poema.

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