La palabra declive, pendiente o inclinación descendente del terreno, así como en sentido figurado decadencia de algo, viene del latín, de la sustantivación del adjetivo declivis -e (que está en pendiente, pendiente vista desde lo alto hacia abajo, también que está en decadencia). Este adjetivo se forma con el prefijo de- (de arriba abajo, separación descendente) y el adjetivo técnico inusitado clivis (inclinado), derivado de la raíz de la palabra latina clivus (pendiente, subida, camino en pendiente, también a veces colina). Un adjetivo de forma similar es proclive, del latín proclivis (inclinado hacia delante, pendiente hacia adelante, por lo tanto fácil de bajar y favorable, y de ahí bien predispuesto o inclinado hacia algo), compuesto con pro- (hacia adelante).
La palabra clivus contiene la misma raíz que el verbo clinare (inclinar, hacer inclinarse) y sus más usuales compuestos inclinare, declinare y reclinare. De todas esas palabras proceden vocablos como inclinar, declinar, reclinar y cliente.
Estos vocablos latinos se asocian a una raíz indoeuropea *klei- (inclinarse), a la que también se vinculan palabras griegas como:
- Gracias: Helena
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