El adjetivo tullido viene de un arcaico tollido atestiguado en Berceo (s. XIII), participio de un verbo toller atestiguado antes en las Glosas Silenses (s. XI), verbo que significa mermar, y específicamente quitar las fuerzas, inutilizar. Tollido da después la forma tullido y de ella formamos seguramente el verbo tullir, al revés de como indica el DRAE. Este arcaico verbo toller procede del latín tollere (quitar, levantar), verbo que se vincula a una raíz indoeuropea *telƏ- (levantar, sostener, pesar), a la que se asocia también en latín:
El verbo tolerare (levantar, apoyar, soportar) de donde tolerar y tolerancia.
Los temas de perfecto (tul-) y supino (lat-< *tlat-) del verbo ferre (llevar, producir, soportar), de donde palabras como opitulación, ablación, dilatar, relativo, oblación, translación, etc.
El vocablo talio, talionis, talión, que indica el arcaico castigo exactamente equivalente al daño causado (ojo por ojo y diente por diente).
En griego clásico también una serie de palabras se vinculan a esta raíz indoeuropea, principalmente:
El sustantivo τάλαντον ("tálanton", plato de la balanza, pesada, suma de dinero equivalente a una pesada de metal precioso), que prestado al latín como talentum, y quizá también asociado a que los antiguos piratas pedían "talentos" en cantidad variable por el rescate de sus cautivos importantes, ha acabado designando a la valía y capacidad de las personas.
La palabra τέλος ("télos", impuesto, carga), de donde ἀτέλεια (exención de impuestos), a partir de la cual hemos formado la palabra filatelia.
La palabra τελαμών ("telamón", soporte) que prestada al latín conservamos como telamón para referirnos a un atlante, es decir, a una escultura humana que en arquitectura soporta un arquitrabe. Curiosamente esta palabra da lugar al epíteto o apodo de uno de los más famosos guerreros de la Ilíada, Áyax Telamonio, epíteto, que según creen bastantes helenistas debió generarse porque usaba telamones, que así se llamaban en griego clásico una especie de soportes o correas de cuero bordado o repujado con metal para colgar la espada y el escudo. Es fácil, que no entendido el epíteto, y dado que la mayoría de los guerreros llevaban un patronímico (Aquiles Pelida, hijo de Peleo, Agamenón Atrida, hijo de Atreo, etc.), la imaginación popular o la inventiva literaria crearan un padre llamado Telamón para este fortísimo héroe homérico, y acabaran inventando para él también aventuras propias. Y no deja de ser curioso que el apodo de Áyax el Grande, el más fuerte y gigantesco de los guerreros griegos, y sin duda el segundo en proezas después de Aquiles, comparta raíz indoeuropea precisamente con nuestra palabra tullido.
- Gracias: Helena
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