Etimología de SABLE

SABLE

Si el francés y el castellano deben al alemán 'säbel', que lo importó del magiar 'szablya', la palabra 'sable' (espada algo corva y de un solo corte), el español la adaptó del francés 'sable' antes de que se cambiara en 'sabre' (mediados del XVII). ¡Cuidado con los 'sablazos' de los 'sablistas'...!

- Gracias: Philippe Vicente


Sable en español son tres palabras homónimas de distinto origen.

El DLE las numera para distinguirlas:

Sable1 es el arma antedicha, de origen húngaro, que al español le llega a través del francés.

Sable2 es el nombre en heráldica de un color, el negro. El origen es ruso, viene de la palabra соболь (sobol), que es el nombre de la cebellina, el mamífero mustélido Martes zibellina L., cuya piel curtida es de las más apreciadas del mercado peletero y en la edad media constituía un objeto muy lucrativo de comercio por las rutas del norte de Europa desde Siberia hasta Alemania y de ahí al resto del subcontinente, o por la ruta de los venecianos, de los Urales a Constantinopla y de ahí a Italia. En Italia probablemente sería donde el nombre de la estimada piel habría de adquirir el sufijo adjetival, zibellino con el que Linneo la incorporó al latín de la nomenclatura binomial zoológica en el binomio Martes zibellina (Linnaeus 1758). Anteriormente había circulado el nombre ruso por toda Europa con versiones en latín como sobolus, sabelus, y las adjetivales sabelinae pelles ('pieles cebellinas'), sebelinum indumentum ('vestimenta cibelina'), gebellinica pellis ('piel cebellínica'), zebellina pellis (piel cibelina'), zobellina pellicula ('pielecita cebellina'), que están recogidas todas en Du Cange. Estas formas adjetivales, de impronta italiana pero con las formas latinas medievales normalizadas desde el latín zoológico, han suministrado el eslavismo para el animal y su piel en español cibelina, cebellina, portugués zibelina, francés zibeline y el catalán gibelí / -ina, que se sigue empleando como adjetivo de la marta (mart gibelí / marta gibelina).

Pero el eslavismo sable2 que significa en heráldica el color negro, no viene por el camino italiano sino por el nordeuropeo, más ligado a las instituciones del feudalismo y los usos del lenguaje simbólico de los escudos de armas. Por ahí el ruso собольsobol 'cebellina' tiene un cognado polaco soból 'cebellina', que produce un alemán Zobel que ya acumula los significados de 'cebellina' y 'sable2', holandés sabel ('cebellina' y 'sable2'), francés sable (que tiene también distinción numérica, sable2, porque sable1 es 'arena', como nuestro sable3) inglés sable ('cebellina' y 'sable2'), catalán sable (que no se confunde con el arma porque esta en catalán es sabre), español sable2, portugués sable y, más lusificado, saibro (que coincide en la homonimia con nuestro sable3).

¿Cómo fue que de la marta cebellina se pasó al color negro en heráldica? Al parecer las cebellinas tienen un pelaje que varía del pardo o castaño oscuro hasta el negro y son precisamente las pieles de cebellina negra las más apreciadas. La aplicación de la piel de la cebellina negra a un escudo indicaría poderío y ostentación, dado el alto valor de esta piel; de ahí vendría llamar 'cebellina' al negro, mucho más elegante que llamarlo, por ejemplo 'carbón'.

Así pues sable2 viene del ruso por el camino centroeuropeo.

Sable3 es un localismo del Norte de España para los arenales de las playas tanto marinas como fluviales. Esta es de origen latino y viene del latín sabulo, -onis, masculino, o su variante sabulum, -i, neutro, que significaban 'arena gruesa', 'gravilla'. Ernout y Meillet, 585, no le encontraron una etimología convincente al término latino, por lo que hay que detenerse en él al no remitir a raíz PIE. El caso es que las dos formas sufrieron ya en bajo latín un acortamiento haplológico o síncopa que las dejó en sablo y sablum y de cualquiera de las dos viene el español local sable3, sin más que perder la vocal final y luego recuperarla con otro timbre. Tiene cognados en las demás lenguas romances, en portugués saibro es la arena gruesa con gravilla mezclada, pero en portugués, como en español y en catalán se prefirió usar el término derivado del sinónimo latino (h)arena (esp. y cat. arena, port. areia), antes que este o su variante saburra (esp. zahorra 'arena para lastrar navíos', port. saborra, saburra 'arena gruesa para lastre' y cat. sorra 'arena'). En algunos romances transpirenaicos sí se ha convertido el cognado en el término usual, fr. sable 'arena', it. sabbia 'arena', aunque el occitano y el sardo también dicen arena, como los romances peninsulares.

- Gracias: Joaqu1n


Informaciones complementarias del autor de este sitio

Hablando de los franceses y los sables, hay otra cosa que nos enseñaron también.... es como abrir una botella de champaña de un solo sablazo. Por lo general, si rompes una botella de vino, no la puedes tomar, pues los fragmentos de vidrio que se mezclan con el vino te pueden desangrar de la guata. Pero como la champaña está a alta presión, los fragmentos de vidrio saltan afuera al quebrarse la botella. Aquí están los pasos:

  1. La botella tiene que estar bien fría.
  2. Quitar la envoltura y el alambre.
  3. Sujetar la botella con la mano débil (usualmente izquierda), para darle el sablazo con la mano fuerte (derecha para los que no somos zurdos).
  4. Girar la botella hasta encontrar la costura de la botella (línea vertical donde se juntan las dos mitades).
  5. Apuntar la botella donde no haya personas o cosas que se puedan dañar con el impacto del corcho.
  6. Resbalar el sable sobre la costura del botella hasta tocar el cuello de esta. El sable tiene que estar a 90º de la costura de la botella.
  7. Regresar el sable y dar un sablazo no demasiado fuerte, pero con seguridad y confianza.

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