La palabra mar viene del latín mare (masa de agua). De ahí también las palabras:
La palabra latina mare se vincula a una raíz indoeuropea *mori- (mar, cuerpo de agua), que también estaría presente en las palabras merluza y romero.
La palabra mar es de género ambiguo, es decir, puede ser masculino (el mar) o femenino (la mar). Otras palabras de género ambiguo son: azúcar, calor, sartén1, tilde.No hay que confundir género ambiguo (se emplea con ambos géneros, tiene ambos: femenino o masculino) con el género común. El género común puede representar femenino o masculino, pero la palabra no cambia de terminación. Por ejemplo: "el presidente" y "la presidente". Otras palabras de género común incluyen: el/la dentista, el/la poeta, el/la pianista, el/la electricista, etc.
Tampoco hay que confundir el género ambiguo con epiceno, el cual tiene un sólo género para ambos sexos. Por ejemplo, se dice "el águila", aunque sea hembra o la pantera, aunque sea macho. Otros ejemplos incluyen: el ratón, la perdiz, y la persona.
Nota:
Las razones por las que una palabra puede presentar género ambiguo son diversas. Muchas veces como en mar, se debe a que el sustantivo latino mare no era ni masculino ni femenino, sino de género neutro. Las lenguas romances eliminaron el género neutro en los sustantivos y los trasformaron en masculinos o femeninos. Así muchos neutros tematizados en -o, como los masculinos, pasaron a masculinos, como templum y aedificium, que dieron templo y edificio. Otros neutros, aunque tematizados en -o, se usaban preferentemente en plural, y como el acusativo plural neutro siempre acaba en -a, acabaron convertidos en femeninos (como por ejemplo arma). Otros incluso dieron una forma masculina y otra femenina con un valor colectivo, como leño y leña, ambas procedentes del neutro latino lignum.
En el caso de los neutros de la tercera declinación, temas en -i, que llevaban una -e en principio asociable tanto a femenino como masculino, se asociaron aleatoriamente a un género, como red (del latín rete, neutra) que es femenina, o quedaron ambiguos como mar (de mare).
Pero no hay que confundir este fenómeno con el caso de palabras como taxista, electricista, etc., que lo que presentan es un sufijo -ista o -ta ambivalente al género y que únicamente designa a un agente de una acción verbal, a quien realiza una determinada acción sea cual sea su género.
En cuanto a palabras de género epiceno es correcto lo dicho. Sin embargo hay que tener cuidado especialmente con palabras, sean de género epiceno o no, que se inician con una a tónica. Estas, para evitar la cacofonía y el hiato, siempre llevan un artículo el o un, aunque muchas sean en realidad femeninas. Así el águila, en efecto de género epiceno, es femenina, y se dice por ejemplo "el águila pescadora" o "el águila negra", lo mismo que se dice "el agua clara" o "el agua contaminada".
- Gracias: Helena
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