La palabra hoz (instrumento curvado usado para cortar hierbas) viene del latín falx, con la habitual pérdida de la f- inicial como en facere -> hacer. Pokorny relaciona la palabra falx con una raíz indoeuropea *dhelg (espina, punta).
La palabra hoz, en sentido de angostura de un valle profundo, viene de otra palabra latina: faux (garganta, más usual en plural fauces), que discutimos en la entrada de coz y sofocar.
En la palabra latina hoz asistimos a un peculiar cambio fonético que a veces se produce, la vocalización de la l en u tras una a y en sílaba trabada. La palabra, como es usual procede del acusativo (falcem), que perdió no sólo su -m final sino también la e por su carácter breve. Al vocalizar la l creo un diptongo au, que como es usual monoptonga en forma de o. La evolución es pues:
falce(m) > fauce> foz >hoz
Pokorny relaciona la palabra falx con una raíz *dhelg, pero incluso Pokorny que a veces da sin dudar sólo relaciones muy hipotéticas, en este caso incluye claramente un "quizás". Y es que entre otras cosas hay que suponer aquí un tratamiento menos frecuente de la dh indoeuropea en forma de f en latín, cosa que sucede más ocasionalmente. En la mayoría de los casos la f latina procede de una labial aspirada sonora indoeuropea (bh). Pero aun así, siendo posible una procedencia de dh, el vocablo falx no se relacionó nunca con la idea de espina o punzante, sino con la de hoja curvada. Niedermann supuso que el vocablo latino falx procedía de una antigua lengua itálica, probablemente del antiguo ligur (que pudo ser lengua preindoeuropea, a diferencia del posterior ligur italo-celta) con ciertas relaciones con el antiguo sículo: la forma originaria sería falcula, que los latinos tomaron por un diminutivo y de él derivarían falx por derivación regresiva . Para Ernout y Meillet este nombre, que no tiene claras relaciones indoeuropeas y que designa a una herramienta agrícola cuyo uso se remonta al Neolítico, no tiene estructura indoeuropea y comparte un origen remoto y oscuro con otros vocablos de estructura similar, como arx, merx y calx. Este origen remoto y muy posible herencia de un fondo léxico anterior no es extraño en nombres de útiles y herramientas muy antiguas. Falx no tiene relaciones indoeuropeas claras salvo una forma céltica falc'h que no se sabe si es préstamo del latín.
De la palabra falx se deriva falcata, el nombre con que designamos a la antigua espada de los iberos, a la que los romanos designaron falcata (en forma de hoz) por su característica hoja curvada o ligeramente angulada. También de ella viene nuestra palabra hoz, a partir de falc(em), con vocalización de la l (>fauc(em), monoptongación de au en o, y aspiración de la f inicial. Los etimólogos romanos también relacionaban con falx el nombre falco, falconis (halcón), por lo curvado de las garras de este ave de presa, si bien para algunos puede tratarse de una etimología popular tardíamente establecida.
- Gracias: Helena
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