La palabra avena viene del latín avena. Los antiguos romanos la consideraban sobre todo una mala hierba que sólo sirve como forraje para animales, pues las variantes de avena comunes en Italia no eran aptas para el consumo humano, si bien conocían que había variedades cultivadas en otros lugares para alimento humano, como por ejemplo en Tracia. Plinio nos transmite que los germanos hacían un cocimiento con ella.
La palabra latina avena tiene muy escasos paralelos indoeuropeos que no permiten remontar a un radical indoeuropeo común y fiable. Es por eso que se considera un vocablo no indoeuropeo que penetró en este ámbito lingüístico.
- Gracias: Helena
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