La palabra asno que designa a un conocido équido de carga y de tradicional empleo agrario viene del latín asĭnus, vocablo que no pertenece al fondo indoeuropeo, ya que propiamente los indoeuropeos antiguos no conocían este animal, característico desde tiempos muy antiguos de la cuenca mediterránea y domesticado a partir de una especie que es de procedencia africana (de ahí su nombre científico Equus africanus asinus). Desde el latín más antiguo el nombre de este paciente animal y tan útil al hombre también fue usado como insulto, como sinónimo de hombre estúpido y corto de entendederas, ya que en la escala de valores se consideraba noble y veloz al caballo, y tosco, lento y torpe al asno. El nombre latino ha pasado a muchas lenguas romances, como el francés âne o el italiano asino. El portugués en cambio prefiere burro, que también tenemos en castellano como sinónimo de asno, y que procede por derivación regresiva del latín burricus (en latín, caballo de raza pequeña), de donde tenemos además en castellano el vocablo borrico. El catalán prefirió la denominación ruc, relacionado sin duda con los términos castellanos rucio y rocín, para el primero de los cuales el DRAE da una absurda etimología, sin duda porque lo asocia a otro rucio de distinto origen y que designa al color: estos vocablos se relacionan con el latín tardío rucinus y runcinus (ver Du Cange), palabras que designan a équidos menores y que se basan en runcare y (roncar, rebuznar) y runcus (ronco). En catalán existe burro, pero es un castellanismo, no es palabra propia.
La palabra latina asinus generó un diminutivo bastante frecuente, que es asellus. Esta forma fue prestada a partir del latín a las lenguas germánicas, y a partir de ella tenemos Esel en alemán.
Otro vocablo que tenemos es mulo y mula, para designar a un cruce entre asno y caballo practicado desde antiguo, y que procede del latín mulus y mula. La denominación jumento, también empleada viene del latín iumentum, que propiamente designaba en latín no sólo al asno, sino a cualquier animal apto para uncir, para someter al yugo, y se deriva de la raíz de la palabra iugum (yugo). A veces se le llama al asno en castellano pollino, asimismo del latín tardío pullinus o pullanus que significaba realmente cría de asno y es un derivado de pullus (cría de animal, pollo, cría de ave, retoño de planta). Ver al respecto Du Cange.
Parece que la introducción de asnos en América fue tempranísima con respecto a otros animales y productos vegetales, pues se documenta que Colón llevó los asnos allá ya en su segundo viaje, adonde llegaron hacia 1495 y por su utilidad también empezaron a extenderse por este continente.
- Gracias: Helena
Los antiguos indoeuropeos no conocían al asno, pero si conocían al caballo. Según Watkins1 y Pokorny2, la palabra asinus deriva del proto-indoeuropeo *ek̂u̯o-s, el mismo que daría ἳππος (hippos = caballo), como en hipódromo, y ὄνος (onos= asno), como en onagro, en griego.
Por otro lado, de Vaan3 dice que algunos eruditos han tratado de reconstruir una raíz *os(o)no- para el griego ὄνος y el latín asinus, pero esto no explica la a- en latín y que en griego no hay palabras que tengan una -s- intermedia.
Ambos de Vaan y Ernout-Meillet4 se inclinan a relacionar asinus con el sumario anšu. De Vaan también lo relaciona con el jeroglífico luvita tarkasna-.
Fuentes:
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