Las tenias son gusanos planos, parásitos que pertenecen al Phylum Platyhelminthes, clase Cestoda, familia Taeniidae y género Taenia. Existen unas 30 especies que parasitan al hombre y a otros vertebrados, con o sin huésped intermediario. Poseen cuerpo aplanado, como una cinta, carecen de aparato digestivo y son hermafroditas. Dentro del géneo Taenia, existen dos especies que en estado adulto parasitan exclusivamente al hombre: T. solium y T. saginata, llamadas comúnmente lombrices solitarias; pero otras especies parasitan a perros, gatos, lobos, zorros, linces, y otros carnívoros silvestres. Asimismo, existen otros significados del término tenia, entre los que podemos citar por ejemplo: En cirugía, una cinta larga y delgada para ligar. En anatomía, una estructura acintada, especialmente bandas de materia nerviosa en el cerebro, o los músculos longitudinales del colon. En arquitectura, una banda entre el friso y la arquitrabe de una entabladura Dórica.
La palabra tenia (no confundir con el verbo tener en pretérito imperfecto o copretérito, primera y tercera persona del singular, que se escribe 'tenía', por ejemplo, yo tenía tres caballos), proviene del latín taenia, 'tenia o lombriz solitaria', además, 'faja, cinta, banda, venda para ligar heridas'; a su vez derivado del griego antiguo ταινία tainíā, ('cinta', 'banda en la cabeza como señal de victoria', 'el gusano plano parásito' en Galeno) por la forma o aspecto acintado de estos parásitos intestinales.
El término griego tainíā, probablemente esté vinculado a la vieja raíz indoeuropea *ten-, 'alargarse', que además derivó en la voz germana dün, 'delgado'; en latín, tenuis, 'delgado, sutil, tenue, fino, poco espeso, flaco, débil', tenuis valetudo, 'salud precaria o delicada', tenuitas, 'delgadez, tenuidad, delicadeza, sutileza, pobreza, indigencia', tenuitas crurum, 'delgadez de las piernas', el verbo tenuo, 'disminuir, adelgazar, debilitar'.
Dentro de la parasitología humana (por no citar la veterinaria, la vegetal, y la del resto de organismos silvestres), conviene recordar que el hombre puede ser parasitado por algunas 300 especias de gusanos (áscaris, oxiuros, tricocéfalos, filarias, tenias, etc.) y unas 70 de protozoarios (amibas, giardias, paludismo, tripanosomas, entre otros). Pero debido al gran tamaño de las tenias y otros vermes, existe la certidumbre de que el hombre se percató de su existencia desde épocas prehistóricas muy remotas.
Probablemente la primera mención sobre gusanos parásitos del hombre, data aproximadamente del año 1500 a.C., en el papiro de Ebers, descubierto en Tebas, capital del Antiguo Egipto. En el Corpus Hippocratorum del médico griego Hipócrates (460-370 a.C.), también se encuentran referencias sobre estos helmintos. La verdad es que no se sabe con certeza desde cuando la palabra tainíā se utilizó para nombrar a estas lombrices, pues primero sólo se refería a una 'cinta', como bien se menciona en una publicación en inglés de 1850, Anc. Art. (Arte Antiguo) "la cinta doble de los atletas y de Hércules consiste de algunas taeniae (cintas) de diferentes colores". Sin embargo, parece que en los inicios el siglo II a.C., el escritor romano Caton (234-149 a.C.), en su Tratado de Agricultura (126), utiliza taenĭa ya con el valor de parásito intestinal (aunque también para los romanos significó venda para heridas, adorno de flores y lista), y dice que para los retortijones, el vientre suelto, o si sufres de tenias o de lombrices, hay que preparar un macerado determinado de granadas verdes machacadas con vino, tenerlo 30 días y tomarlo en ayunas. Pero es Plinio, el naturalista y escritor romano (23-79 d.C.) en el s. I d. C. el primero que alude a la tenia como gusano de gran longitud en el interior del cuerpo, describiéndola ya un poco mejor (Libro XI, 113)
Después, en el siglo II d.C., Galeno (130-200 d.C.) incorpora al vocablo griego el significado que le han dado los escritores latinos y lo emplea ya con ese valor. Bastante más tarde de la caída del Imperio Romano de occidente (476 d.C.), con el nacimiento de la cultura árabe hacia el s. VII, comenzó a florecer la medicina árabe, destacando los médicos Rhazes (850-923 d.C.) y Avicena (980-1037 d.C.), que también escriben sobre las tenias y otros parásitos. Durante el Renacimiento, reaparece el vocablo tenia (taenia en latín y en inglés), entre el siglo XVI y el XVII. El naturalista sueco Carlos Linneo (1707-1778), ya considera en sus obras de taxonomía al género Taenia en 1758.
- Gracias: Jesús Gerardo Treviño Rdgz. y Helena
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