La palabra predicativo es un adjetivo que tiene uso sobre todo en gramática. Designa a todo lo que pertenece al predicado o tiene carácter de predicado. Especialmente se refiere a ciertos adjetivos que llamamos predicativos porque predican, o a los complementos predicativos que viene a ser lo mismo y que después explicaremos.
El adjetivo viene del latín tardío praedicativus (enunciativo, afirmativo), presente en gramáticos y en la obra de Marciano Capela (s. V d.C.) por ejemplo. El adjetivo se deriva con sufijo -ivus (relación activa o pasiva), de praedicatio, praedicationis, nombre de acción del verbo praedicāre (decir o enunciar algo frente a un público), que nos da predicar y predicativo, verbo formado con el prefijo prae- (delante de, antes de) y el verbo dicāre (indicar o proclamar solemnemente, consagrar, dedicar), de donde también indicar y dedicar, verbo con la misma raíz que dicĕre (decir, indicar, mostrar) de donde decir, dicción, bendecir, dictar, etc. También comparte raíz con palabras como digĭtus (dedo), index, indĭcis (indicador, índice) y términos judiciales como iudex, iudĭcis (juez, indicador del derecho). Esta raíz es la raíz indoeuropea *deik- (mostrar, pronunciar solemnemente), muy productiva en las lenguas indoeuropeas en general, como el griego, sánscrito, avéstico, gótico e hitita. Para los gramáticos y retóricos romanos praedicāre ya significaba también enunciar algo (una acción, cualidad etc.) acerca de un sujeto, de donde llamamos a esa parte de la frase "predicado".
Generalmente en una frase el núcleo del predicado es un verbo: es el principal elemento que predica. Por ejemplo en: "el hombre venía por el camino", el sujeto es "el hombre" y el predicado "venía por el camino", cuyo núcleo o elemento esencial es "venía" porque predica o le atribuye una acción. Pero si yo ahora digo: "el hombre venía triste por el camino" (distinto completamente de "el hombre triste venía por el camino"), he introducido un adjetivo, triste, que predica junto con el verbo de acción indicando una manera de venir: eso es un adjetivo predicativo o si se quiere un complemento predicativo en forma de adjetivo. Aunque está en el predicado, se refiere al sujeto (el hombre) y por eso es un tipo de predicativo que llamamos subjetivo. Otros ejemplos son: "Juana llegó cansada", "tu hija trabaja contenta", etc.
Pero también es frecuente referir los predicativos al objeto o complemento directo de la frase, como en "encontré cansada a tu madre", o "veo triste a tu hijo", en cuyo caso a estos adjetivos los llamamos predicativos objetivos.
Es opcional el uso de predicativos, según lo que el hablante desee expresar, pero determinados verbos exigen de manera obligatoria un complemento predicativo en su frase, que puede ser un adjetivo o un sustantivo. Son principalmente los verbos que significan "llamar" en el sentido de dar una denominación, "considerar" o "nombrar para un cargo". Como por ejemplo: "El periodista llamó corrupto al candidato", "las cortes nombraron presidente al candidato", "A Juan lo considero un buen amigo".
- Gracias: Helena
Añado a la excelente explicación de Helena que el hecho de que el predicativo pueda ser de objeto y de sujeto puede ocasionar casos de ambigüedad en las lenguas no flexibles, por carecer del morfema de acusativo, cosa que no ocurre en otras lenguas.
Ejemplo: "encontré el vino bueno".
encontré el vino de calidad, no el barato o de escaso valor;
encontré el vino (=me pareció el vino) bueno (aunque no fuese de calidad).
En lenguas con morfema de acusativo no existe la ambigüedad. En Esperanto, por ejemplo:
"mi trovis la vinon bonan" sería la primera y "mi trovis la vinon bona", la segunda. La -n indica que "bueno" forma parte del sintagma complemento directo.
Casos de ambigüedad como estos no son raros. En un bar en Italia que anunciaba una nueva gestión tenían el siguiente cartel: "vi aspettiamo numerosi" (os esperamos numerosos). La lógica quiere que se trate de un predicativo del acusativo, es decir referido a los clientes, no al dueño o dueños del local. Si el cartel hubiese sido, en cambio: "vi aspettiamo ansiosi" (os esperamos ansiosos), el predicativo habría apuntado al sujeto (ningún propietario de un local espera que los clientes lleguen ansiosos).
Todo esto en cualquier caso no es lógica sintáctica, sino sentido común extralingüístico.
¿Qué cabría pensar si el cartel fuese algo como: "vi aspettiamo numerosi e ansiosi"?
La ambigüedad del predicativo se presta a casos de filosología.
Imaginemos a un niño pequeño que le pregunta a su madre: "¿Mamá, para qué sirve un microscopio?" y esta le responde: "para ver las cosas pequeñas". Acto seguido le pregunta lo mismo a su padre, que se encuentra en otra habitación, y este le responde: "para ver las cosas grandes". Ninguno de los dos estaría faltando a la verdad.
Un microscopio sirve para ver las cosas pequeñas (=las cosas que son pequeñas).
Un microscopio sirve para ver las cosas grandes (=para ver las cosas más grandes, aumentadas de tamaño).
Como decía aquel tal: "media vuelta a la izquierda es lo mismo que media vuelta a la derecha, pero justo lo contrario".
- Gracias: Rafael Martínez Rubio
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