La palabra oración viene del latín oratio, orationis 'discurso', nombre sacado de orare, antiguo verbo latino que significaba en principio el hablar y el decir solemne o religioso. De ahí viene orador y oratoria, es decir, el arte y la técnica de producir discursos, término que guarda muchos significados comunes con la retórica griega. Oratio del significado de 'discurso' pasó al de 'frase' con valor gramatical, al margen de su uso como 'rezo' o 'plegaria' propio del latín cristiano. El sustantivo ora-tio lleva el típico sufijo -tio,-tionis con el que se forman nombres de acción a partir de verbos: p.ej. actio, actionis a partir de agere, actus.
La etimología del verbo orare 'hablar, decir' se admite tradicionalmente que es os, oris 'boca', de un antiguo os, -*osis que por rotacismo cambia la /s/ en /r/. El diccionario Ernout-Meillet desconfía de este origen aduciendo que en las lenguas indoeuropeas no hay precedentes de que del significado 'boca' se origine un verbo con el sentido de 'hablar'.
- Gracias: Pedro Menoyo Bárcena
Pokorny relaciona el verbo latino orare con el antiguo indio ā́ryati (líder religioso), el hitita aruu̯āi (adorar), el griego ἀρή (are = oración) y el ruso орать (orat' = gritar, vociferar). Los vincula a una raíz *ōr, la cual tenemos aquí como *or-2 (hablar, llamar).
Es interesante notar que según San Isidoro de Sevilla (560-636) (Etymologiarum; V de Grammatica) la palabra oratio está formada de orare (hablar) y ratio, rationis (razón), de reor, reris, reri (creer, pensar):
Oratio dicta quasi oris ratio. Nam orare est loqui et dicere. Est autem oratio contextus verborum cum sensu. Contextus autem sine sensu non est oratio, quia non est oris ratio. Oratio autem plena est sensu, voce et littera.
Oración casi dice razón de la boca (oris ratio). Pues orare es hablar y decir. Oración es un contexto de palabras con sentido. Un contexto sin sentido no es una oración, porque no hay una razón de la boca (o palabra). La oración está llena de sentido, de voz y de letras.
Esta no será la manera como se forma la palabra oración etimológicamente hablando, pero es la manera como la interpretaban los eruditos antiguos, incluyendo Santo Tomás de Aquino (1225-1274), en Summa Theologiae. Es decir, en vez de ser una etimología lingüística, es una etimología "conceptual". Como habíamos explicado anteriormente (ver: etimología popular), muchas veces son "los sabios" quienes promueven falsas etimologías.
Bien, aunque eso se dice, no debemos trasmitir falsas ideas a los lectores con eso de que "los sabios promueven falsas etimologías": las falsas etimologías las trasmiten sobre todo y ante todo los ignorantes del campo de las palabras, los que carecen de suficiente formación en ese terreno. Lo que sucede es que muchas veces esos ignorantes de las palabras sí son sabios o considerados sabios en otros terrenos, pero como en las palabras son tan ignorantes como cualquiera, trasmiten falsedades. Eso es así porque desde siempre la gente se ha sentido con derecho a opinar y pontificar sobre sus palabras, considerando que la lengua es suya, y que su cultura les faculta para proponer cualquier cosa, ignorando que hay una formación específica para ello.
Y aquí tenemos el caso clarísimo de Isidoro de Sevilla, que es un mero recopilador tardío de cuestiones acerca de las palabras sin más, que con una formación deficiente mete cosas de su cosecha, considerado un gran erudito en su época (s. VI-VII d. C.) en que la iglesia aún no había tenido un gran renacimiento cultural y en una época aún gris, pero que si hubiera vivido en época de Cicerón (s. I a.C.), o en el s. II d.C., hubiera sido considerado un charlista de medio pelo. Su formación no le llega a la suela del zapato en cuestiones lingüísticas a un Varrón (s. I a.C.) por ejemplo. Los latinistas sabemos que hay que poner en cuarentena todo lo que diga Isidoro de Sevilla en Etimologías, pues más de la mitad de sus afirmaciones son inventos y fantasías suyas propias, o habladurías populares. Para lo que es muy interesante Isidoro de Sevilla es para constatar y testimoniar muchas formas tardías de las palabras latinas que no tenemos recogidas en ningún otro lado. Como etimólogo es totalmente acientífico incluso para la óptica de los antiguos.
- Gracias: Helena
No se entiende ese ataque injustificado a San Isidoro de Sevilla, ni tampoco esa exaltación hacia Varrón. La misma autora nos ha mencionado muchas "etimologías populares" compuestas por este otro "sabio" como vemos en:
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