Etimología de HOLOCAUSTO

HOLOCAUSTO

"Holocausto" es palabra emblemática, cuyo significado habitual se aleja bastante de su etimología: significa en griego (holos = todo, kaustos = quemado) "quemarlo todo", y hasta nuestra generación su uso era sobre todo bíblico: el Levítico (Lv. 6,9) habla del holocausto como de aquel sacrificio en el cual el animal, habitualmente un carnero sin defecto, era incinerado enteramente, salvo el cuero, en homenaje a Dios.

- Gracias: Rodolfo Gori


 Podemos hacer la radicación de la palabra griega ὁλόκαυστον (holokauston = sacrificio en el que se quema la víctima) de está manera:


En hebreo "Shoá" (שואה) significa catástrofe. Cuando se habla, o conmemora, el asesinato sistemático durante la 2da Guerra Mundial de judíos u otros pueblos, se nombra como "HaShoá", la catástrofe.

- Gracias: embelek


Es importante añadir el significado que tiene en nuestros días, sobre todo en relación al exterminio judío durante la época nazi en la segunda guerra mundial, ya que también se acerca el significado etimológico a lo que conocemos ahora.

- Gracias: Ilianya


En la traducción de la Septuaguinta, traducción de los 70, que en realidad fueron 72, del Antiguo Testamento al griego (solicitado por Ptolomeo II, 284-246 a.C.) el término hebreo de korbán olá/ קרבן עולה: sacrificio de animal cuyo humo al quemarse se eleva por completo al cielo fue traducido como holocausto. Éste término proviene del griego holókauston. Holos: todo, completamente; y kausto: quemado. Es decir, holocausto significa: sacrificio ritual totalmente quemado por el fuego.

A partir de lo ocurrido durante la Segunda Guerra Mundial, el término describe el exterminio sistemático, planificado por los nazis, de aproximadamente seis millones de judíos europeos, junto a millones de seres en la asolada Europa.

La pregunta sería: ¿Es este vocablo correcto para subrayar una desgracia enorme, ocurrida tanto al pueblo judío como a otros colectivos, entre ellos gitanos, discapacitados, homosexuales, católicos y comunistas que sumarían casi nueve millones de seres humanos, como si hubiesen sido todos ellos sacrificados a Dios?.

W. Churchill utilizó en 1923 el término holocausto en alusión al genocidio armenio en su publicación El mundo en crisis. Además en 1941 el primer ministro inglés, al reseñar la recién sospechada matanza nazi, expresó: "Estamos en presencia de un crimen sin denominación". Cabe destacar que el término genocidio aún no existía pues fue creado en 1944 por el jurista polaco, de origen judío, Rafael Lemkin.

En hebreo, en cambio, se ha impuesto la utilización del vocablo Shoá שואה que aparece a lo largo del Tanáj תנ"ך en trece oportunidades siendo éste polisémico. Algunos ejemplos son: tormenta o tempestad en Proverbios I, 27; aflicción y destrucción en Salmos XXXV, 8 y desierto en Job XXXVIII, 27. De la raíz del vocablo Shoá existen en el Tanáj, AntiguoTestamento, varios verbos con la connotación de destruir o de quedar desértico por ejemplo en Isaías VI, 11, "עַד אֲשֶׁר אִם שָׁאוּ עָרִים מֵאֵין יוֹשֵׁב וּבָתִּים מֵאֵין אָדָם וְהָאֲדָמָה תִּשָּׁאֶה שְׁמָמָה" Hasta que las ciudades queden destruidas sin habitante alguno y las casas sin gente y la tierra quede destruida y desierta. (traduje en forma literal).

La referencia a la suerte de los judíos en Europa bajo la dominación nazi con el término Shoá surgió prematuramente. Un mes antes de que Hitler fuera nombrado canciller alemán en marzo de 1933, vio la luz en el periódico Davár un artículo cuyo título era Bisheát hashoá laiahadút haguermanít, en la hora de la Shoá para la judeidad alemana, בשעת השואה ליהדות הגרמנית.

Dos semanas después del estallido de la guerra, en septiembre de 1939, apareció un editorial, en el mismo periódico, donde se exponía: "shoát polín od lo nitgaltá leeineinu bejól morotéha" y continuaba "shoá majridá iardá al miliónim shel iehudei polín, shoá haolá behekeféha uvemorotéha al kol hanisionót ashér nitnasénu bahém bashaním haajaronót": la Shoá en Polonia aún no se nos reveló en todo su horror. Una Shoá atemorizante cayó sobre millones de judíos polacos. Una Shoá que supera por sus dimensiones y horrores las pruebas que experimentamos durante los últimos años.

El poeta judío contemporáneo Meir Wieseltier escribió acerca del vocablo Shoá, en su poema Milím: palabras.

מה היתה המלה שואה/שנתיים לפני השואה/היא היתה מלה לרעש גדול/משהו עם המולה

Me haitá hamilá Shoá / shnatáim lifné Hashoá?/ hi haitá milá leráash gadól/ máshehu im hamulá.

Qué era la palabra Shoá, /dos años antes de la Shoá?/ Era una palabra para significar un gran ruido/ Algo estrepitoso, atronador.

En la primera edición del Nuevo Diccionario Hebreo, המילון החדש Ha/milón hejadásh de Abraham Even Shoshán de 1970, no aparece "Ha/shoá", השואה es decir el sustantivo acompañado del artículo determinante (la hei de la definición). Sólo en ediciones posteriores se puede encontrar HA/shoá, otorgándole así una enorme fuerza y una poderosa dimensión a lo que fue el resultado de la llamada Solución Final.

Escritores como Uri Tzvi Grinberg expresaron su repudio por la palabra Shoá enunciando que era una voz pobre, infeliz, mentirosa y falaz. Según Grinberg esta palabra expone una desgracia inesperada que no puede ser impedida o reprimida, como si pudiera compararse con una catástrofe natural. De hecho, dentro de la literatura de la Rusia Soviética, el término utilizado para hablar de la Shoá fue "catastrophe". En una entrevista que le realizara Marco Belpoliti a Primo Levi , éste señaló: "Entre paréntesis, nunca me ha gustado la palabra Holocausto. No me parece un término apropiado, es retórico y, sobre todo, erróneo. Representó un punto de no retorno en términos de proporciones, sobre todo de recursos, porque por primera vez en tiempos recientes el antisemitismo se convirtió en un proyecto planificado y organizado a nivel de Estado, no por influjo de un consenso tácito, como había ocurrido en la Rusia de los zares; esto, en cambio, era un acto de voluntad. No había escapatoria posible, toda Europa se convirtió en una enorme trampa".

En el idioma yiddish la Shoá es conocida con el término Júrbn חורבן: destrucción, en paralelismo alusivo a las destrucciones del Primero y del Segundo Templo: חורבן בתי המקדש הראשון והשני jurbán batei hamikdásh, harishón vehashení.

El vocablo Shoá comenzó a implementarse en publicaciones judías escritas en inglés, en la década de 1960 y su uso se extendió a partir de 1985 con la proyección de la película del cineasta francés Claude Lanzmann.

Realmente ni el término holocausto, ni el término shoá son los correctos para designar semejante genocidio pues no fueron las muertes para nada sacrificios u ofrendas entregados a Dios. Se debería utilizar el término en yiddish júrbn.

- Gracias: Belkis Rogovsky

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