El nombre Renato, y su variante femenina Renata, vienen de un cognomen latino Renatus (y Renata), testimoniado varias veces en la epigrafía imperial y que era por ejemplo el cognomen de Vegecio Renato, más exactamente Flavio Vegecio Renato (autor del s. IV d.C., famoso por su tratado sobre el ejército y las técnicas militares, y que escribió también una obra de veterinaria).
El cognomen es simplemente en origen el participio de perfecto renatus-a-um (vuelto a nacer, renacido, en sentido figurado, regenerado o renovado), del verbo renasci (renacer, regenerarse, renovarse). Este participio se empleaba en latín clásico en sentido literal sólo rara vez, referido al ave fénix, a personajes mitológicos o a la explicación de algún raro prodigio (se entenderá que nadie vuelve a nacer, o nace de nuevo), y se usaba sobre todo, por Cicerón, César o Lucrecio, en sentido figurado de renovado o regenerado, aplicado a las estrellas, a las batallas o a cualquier otra cosa. Sin embargo en época imperial se vincula a veces a los cultos mistéricos diversos en que los cultores se sometían a rituales de iniciación o bautismo que supuestamente los renovaban espiritualmente, como es por ejemplo el caso del mitraísmo, forma religiosa muy extendida, en que entre otros rituales había un bautismo de sangre del toro sacrificado, que convertía al iniciado en un "renatus", con lo cual adquiere un sentido-místico religioso . Este es al parecer el origen del apodo Renatus, que pasa a ser un cognomen y se testimonia en la epigrafía. Pero la verdadera proliferación de este apelativo parece darse con la generalización del cristianismo a partir del s. IV d.C., pues los autores cristianos y los cristianos en general asumen masivamente esta tradición ya generada por los otros cultos y llaman al convertido y bautizado "renatus" (renacido), y así proliferan las expresiones como "renacido en Cristo", "renacido por el agua", etc. Renatus pues es sinónimo para ellos de bautizado, aunque también a veces lo aplican a Cristo, que consideran "renacido" con la epifanía, y se pone de moda como apodo y como nombre finalmente, actualmente extendido en todos los países de tradición cristiana.
El verbo renasci se compone del prefijo re- (reiteración, de nuevo,vuelta atrás) y la raíz del verbo latino nasci (nacer). Este verbo, que en latín arcaico y en origen era gnasci, se forma con la variante en grado cero *gn- de la raíz indoeuropea *gen- (engendrar, nacer, hacer nacer). Otras palabras de origen latino de entre las muchísimas que contienen la misma raíz son genio, género, progenitor, degenerar, congénere, ingenuo, regenerar, indígena, gente, generador, etc. Todas ellas se relacionan con el vocablo latino genus, genĕris (estirpe, linaje, nacimiento), y con los verbos genĕre, gignĕre y generāre.
También en griego existen palabras vinculadas a esta raíz indoeuropea, principalmente en los vocablos γένος (genos) y el verbo γίγνομαι (gígnomai), y de estos términos griegos se derivan múltiples helenismos que son neologismos de la ciencia, como genoma, genética, gen, patogénesis, fotogenia, gametogénesis, etc., u otros cultismos griegos modernamente construidos con sufijos latinos, como homogéneo y heterogéneo, etc.
- Gracias: Helena
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