El primero se refiere a un pedazo de teja. La palabra teja viene del latín tegula, un diminutivo (-ula) a partir del verbo tegere (cubrir). El participio, tectus (cubierto), de tegere que nos dio la palabra "techo". De ahí también tenemos tejar (poner tejas) y tejado (que ha recibido la acción de tejar). Se asocia con la raíz indoeuropea *(s)teg- (cubrir).
El segundo tejo se refiere a un tipo de árbol de frutos venenosos, cuya madera era usada para hacer flechas y lanzas. Este tejo viene del latín taxus de donde tenemos la palabra taxácea. Se vincula a una raíz *tekʷ- (correr, escapar), presente en el griego τοξόν (toxon = arco para flechas), de donde tenemos tóxico.
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