El adjetivo impávido es un cultismo que viene del latín impavidus (inaccesible al miedo, completamente calmado o intrépido), formado con prefijo negativo sobre pavidus (aterrorizado, que se muestra sensible al pavor o sobrecogido por él). Este se ha formado con un sufijo -idus, propio de adjetivos derivados de verbos y que indica una cualidad perceptible por los sentidos, a partir del verbo pavere (estar asustado o aterrado, estar sobrecogido o desconcertado por haber recibido un golpe anímico), de donde también el nombre pavor, el adjetivo pavoroso, y palabras como aspaviento y espanto.
Con la misma raíz tenemos palabras en otras lenguas romances. Del latín pavor proceden en francés peur, en catalán por y en italiano paúra, vocablos todos que significan "miedo".
El verbo latino pavere se vincula a una raíz indoeuropea *peu- (cortar, golpear), que también originó en latín:
- Gracias: Helena
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