El término danzón es el aumentativo de la palabra danza, a la que se agrega el sufijo latino -on, en este caso, con ese sentido, como lo vemos en otras palabras, por ejemplo, bofetón (una gran bofetada), narizón (persona con una nariz grande), orejón, espolón, entrón, bravucón, etc.
Y se le llamó así a este género musical, que es emblemático de Cuba, debido a que "incrementó (-on) los elementos formativos de la danza e hizo más grande (-on) su tiempo bailable".
La vez primera en la que se interpretó un danzón fue en el Liceo de Matanzas, Cuba, el 1 de enero de 1879, por una orquesta típica dirigida por el matancero Miguel Faílde Pérez (1852-1921), a quien se le atribuye la autoría de este ritmo. El danzón se llamó "Las alturas del Simpson", que el mismo Faílde compuso, abriendo el camino para otros músicos que llegarían con el paso de los años: José Orfé, Enrique Jorrín, Antonio María Romeu, Aniceto Díaz, Orestes López, sólo por citar algunos.
El danzón llega a México poco después por Puerto Progreso Yucatán, casi al mismo tiempo que a Veracruz, y en la ciudad de México ya se interpreta en las postrimerías del s. XIX, en pleno porfiriato.
Originalmente el danzón es una danza criolla cubana, influenciada por la contradanza (baile por parejas) europea, que llegó a la isla a finales del s. XVIII. En este ritmo, se mezclan elementos europeos, indígenas (pueblos autóctonos cubanos como el arawaque, el taíno y el ciboney), africanos (por los esclavos negros) pudiendo decirse que participaron Inglaterra, Francia, España, El antiguo reino de Dahomey (que se ubicaba en lo que ahora es la República de Benín) Haití y Cuba.
Aunque el origen distante de la palabra danza es algo incierto, y su explicación en parte es hipotética, podemos decir con cierta ligereza que proviene del verbo francés antiguo danser, dancier (realizar movimientos rítmicos, especialmente en danzas elegantes y ceremoniosas), documentado en el siglo XII, tal vez de un vocablo no atestiguado del antiguo alto alemán *dansjan (dirigir alguien una danza), quizás de *ditjan (moverse en varios sentidos, revuelo) en fráncico. En alemán actual Tanz = danza y tanzen = danzar.
El primer diccionario que recoge el vocablo, es el Vocabulario hispano-latino y de anglicismos de John Minsheu, publicado en Londres en 1617.
En términos generales, la danza puede definirse como la acción de ejecutar una serie armoniosa de movimientos corporales voluntarios y rítmicos, generalmente acompañados de música o de canto. Puede ejecutarse en grupos o de manera individual... y el danzón es una "gran (-on) danza"... que produce un gran (-on) solaz a los que la bailan... y la tocan.
Desde el punto de vista antropológico, podemos decir que la danza es una constante en prácticamente todas las culturas primitivas, como una ofrenda e invocación a espíritus divinos, donde se mezcla la magia y la superstición; como ritual dedicado a ciclos estacionales, las ceremonias de guerra, las bodas, los funerales... como una manera de expresión emocional, un fenómeno básicamente social. Yendo aun más lejos, los etólogos aseguran que se observa también el fenómeno de la danza en animales, por ejemplo, abejas, muchas aves, primates, elefantes, etc., de carácter a veces sexual, para marcar jerarquías o para fines de orientación.
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