La palabra bezoar designa a una concreción o acumulación compactada de diversos materiales (pelos, fibras vegetales, partículas de suelo, etc.) que puede encontrarse en el estómago o el intestino de varios animales, en especial, los rumiantes, pero también en gatos, cerdos e incluso en el hombre.
El término bezoar procede del dialecto árabe andalusí bazáhr, proveniente a su vez del árabe clásico (que floreció entre los siglos VII-IX d.C.) bā[di]zahr, y éste del persa pādzahr (پادزهر ) de pad (expulsar, arrojar, eliminar), más zahr (veneno), al parecer asociado este último término con la raíz indoeuropea *gwhen- (luchar pelear); literalmente entonces bezoar significa "antídoto o contraveneno" ya que en tiempos antiguos (existen antecedentes de su uso que se remontan al menos al año 1000 a.C.), prevalecía en los pueblos de Oriente la idea de que estos materiales tenían propiedades mágico-medicinales, en especial, que eran eficaces para aliviar el envenenamiento, incluso se los consideraba una especie de panacea (que cura todas o casi todas las enfermedades), por lo general, tomando una porción del bezoar disuelta en agua. Además, algunos bezoares son apreciados como gemas. En realidad, existen antecedentes históricos y de actualidad muy interesantes sobre este tema, pero no vamos a tratarlos en este espacio.
También debe mencionarse la existencia de la cabra bezoar o cabra salvaje, originalmente muy diseminada en Asia Menor, en algunas islas de Grecia, y ahora encontrada solo en Irán, Georgia y Turquía. Esta cabra es considerada como el ancestro de la doméstica, y le llaman así, porque muchos individuos de esta especie llevan bezoares en su estómago. Su nombre científico es Capra aegagrus Erxleben, 1777. Capra, que en latín significa 'cabra hembra' y aegagrus del griego aigos, genitivo de aix (cabra), y agrios (que habita en el campo, es decir, una "cabra salvaje o silvestre").
Los bezoares se van formando en el tracto digestivo por los hábitos que tienen los animales de lamerse y tragarse los pelos, con frecuencia junto a los alimentos. De acuerdo al material acumulado, se pueden mencionar: tricobezoares o bolas de pelo (del griego trix, trichos, 'pelo); fitobezoares, si el material predominante son fibras vegetales (del griego, phyton, 'planta'); si son una mezcla de pelos y restos vegetales, tricofitobezoares. En el humano también pueden formarse los bezoares, que ocasionalmente pueden pesar hasta algo más de 4 kilogramos. Así mismo, existen los pseudobezoares (bezoar falso), formados por acumulacion menos compacta de diversos materiales, como: fragmentos óseos, semillas, cáscaras de cítricos, coágulos de leche (lactobezoar, del latín, lacteus, leche), restos medicamentosos, chicles, etc.
Los bezoares de Oriente eran obtenidos de cabras silvestres (C. aegagrus ya citada) y otros rumiantes de Persia y regiones vecinas. En América, de las llamas de Perú. En Alemania y las regiones montañosas de Europa y el este de Asia, de la gamuza, un rumiante silvestre del género Rupicapra Blainville, 1816. Rupicapra significa literalmente "cabra (del latín, capra, 'cabra') de las rocas (del latín rupes, 'roca'), debido a que estos artiodáctilos habitan áreas montañosas rocosas.
Fuentes consultadas:
- Gracias: Jesús Gerardo Treviño Rodríguez.
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