La palabra iguanodonte es el nombre de un dinosaurio herbívoro bípedo/cuadrúpedo, que existió entre el Jurásico tardío y el inicio del Cretáceo, más o menos entre 161,2 y 99,6 millones de años atrás. Pertenecía al orden Ornithischia y familia Iguanodontidae. Tenían una longitud corporal de unos 9 metros. Se han encontrado fósiles diseminados en varios sitios, por ejemplo, Europa, el norte de África, Norteamérica, Asia y Australia.
El vocablo iguanodonte (Iguanodon, el nombre latinizado del género) proviene de la fusión de dos voces: el término taíno iwana (iguana), de la que tratamos en otra entrada de este diccionario, y el vocablo griego odous,y su genitivo odontos (diente), literalmente "diente de iguana"; debido a que la persona que acuñó la palabra encontró un diente fosilizado perteneciente a este tipo de reptiles extintos, muy parecido a los dientes de las iguanas actuales, pero mucho más grande
A la voz griega odous, odontos (diente), se le vincula con la raíz indoeuropea *dent- (diente), también asociada con tōth, en inglés antiguo, de donde la actual palabra inglesa tooth (diente), así como tūsc, tūx, que dio lugar a tusk (colmillo). La misma raíz, *dent- también se relaciona con el término latino dēns (diente), que dio origen a palabras como: dentina, dentista, dental, dentado, edentado, dentición, labiodental, etc. Mientras que de odous, provienen diversas palabras, por ejemplo, endodoncia, ortodoncia, odontólogo, odontoblasto, odontogenia, peridontitis, odontalgia, y otros.
Iguanodonte (Iguanodon), fue la segunda especie de dinosaurio en ser denominada, despues del megalosauro (Megalosaurus). La acuñación del término se la debemos al médico y paleontólogo británico Gideon Mantell (1790-1852), quien en 1825 publicó su noticia sobre Iguanodon, un reptil fosilizado recientemente descubierto en las rocas de un bosque de Sussex, Inglaterra, donde encontró algunos huesos, pero, sobre todo, unos dientes muy parecidos en su forma a los de una iguana, por lo que decidió darle ese nombre, atendiendo al parecer la sugerencia de otro paleontólogo, William Daniel Conybeare (1787-1857).
Una versión que aparece en algunas fuentes, cuenta que en 1822, mientras el médico Mantell atendía a un enfermo, cerca del poblado de Cuckfield, su esposa Mary Ann Mantell, salió a dar un paseo, y en un montón de piedras vio un diente fosilizado nunca antes conocido, que, como ya se mencionó mostraban mucha semejanza a los dientes de una iguana. Sin embargo, existen otras interpretaciones que aseguran que esa historia es falsa, y que fue el propio Gideon Mantell, quien realizó el hallazgo.
Fuentes:
- Gracias: Jesús Gerardo Treviño Rodríguez.
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