La palabra horchata proviene presuntamente de una expresión valenciana, según la cual una chica ofreció al monarca de Aragón Jaime I "El Conquistador" (1208-1276), la bebida refrescante de "chufa"; el mencionado monarca preguntó a la moza qué era aquello que le ofrecía, a lo que ella respondió "es leche de chufa"; el rey rectificó, muy complacido por el sabor, "Esto no es leche de chufa, es oro, chata" en el idioma original "OR, XATA". La "orxata" en su nombre original en valenciano es típica de una población próxima a Valencia llamada Alboraya. El DRAE dice que la voz proviene del latín hordeata, preparado a partir de cebada y agregado con diferentes extractos de frutos. Esto viene a colación porque en México la horchata varía en su preparación de región a región, pero a todas ellas se les agrega canela. Por ejemplo, en el occidente la horchata se prepara con semillas de melón machacadas y en el centro con base de arroz. La que suelo preparar, además de canela y vainilla, está elaborada con 50% de agua, 35% de leche ordeñada de vaca, 10% de leche condensada y 5% de leche condensada y azucarada; un gusto especial puede agregársele con variedad de azúcar refinado o moreno (panela) según se encuentren de humor. Sólo una advertencia: es bebida refrescante, jamás la ingieran caliente.
- Gracias: Maximiliano Mena Perez
Supongo que los lectores entenderán que la supuesta leyenda del rey don Jaime I (al que se titulaba preferentemente así en las Cortes de Aragón, castellanoparlantes y Jaume I en Cataluña) responde al patrón típico de todos los cientos de etimologías populares inventadas por el pueblo en cualquier lugar del planeta, con sus absurdos anacronismos lingüísticos, como siempre, y que sería del género tonto ponerse a refutar en detalle. Ni el iletrado conquistador de Valencia, Jaime I de Aragón, también después rey de Valencia y Mallorca, y conde de Barcelona y Urgell, nacido en Montpellier, que nunca supo escribir, como se declara en sus propias crónicas y que dictó sus hazañas a cronistas y escribanos que les dieron forma literaria en el "Llibre dels Feyts", pudo decir jamás lo de "és or, xata", ni la moza local entenderle antes de que el reino de Valencia fuera repoblado. Porque verán, la Comunidad Valenciana, bilingüe desde siempre en castellano y catalán (que aquí se suele llamar valenciano), fue repoblada asignando tierras, feudos y localidades a los caballeros que participaron en su conquista, unos aragoneses que ya desde hacía mucho eran castellanoparlantes, y otros catalanes de la Cataluña occidental, exactamente de las áreas de Lérida o Lleida. Es por eso que aquí según territorios se habla castellano o catalán, y es por eso que aquí el catalán que se habla es catalán occidental, como el de Lérida. Porque en efecto el catalán se divide en dos grandes variantes dialectales: la oriental y la occidental (no hay dialectos norteños ni meridionales), dentro de las cuales hay numerosas subvariantes. Pero antes de la conquista, ni catalán ni castellano se hablaban aquí.
Horchata sin duda procede del latín, de hordeata, testimoniada también vulgarmente como hordiata (y más aún hordiatus), algo hecho de hordeum (cebada) o cebado con hordeum, que se escribe con hache, si bien la epigrafía y algunos textos vulgares nos muestran suficientemente la variante ordeum, con pérdida de la hache o si se quiere, con falta de ortografía, aunque "ordeata" exactamente no está testimoniado. En cualquier caso es habitual y frecuente la pérdida de haches iniciales en la generación de lenguas romances, y a veces su posterior restitución por clara conciencia de la forma etimológica.
Es por eso que la palabra latina dio lugar a formas como la francesa orgeat (del s. XV), que encontramos como orgeade en el s. XVII, las variantes occitanas unificadas actualmente en la forma ourdiat, y el italiano orzata, forma antigua pues ya la encontramos trasladada al castellano tal cual, como orzata, en 1570 en Cristóbal de las Casas. En catalán la forma antigua es ordiat u hordiat, presente en los Sermons del valenciano sant Vicent Ferrer, que son de la primera mitad del s. XV, forma que para Corominas es préstamo del castellano ordiata u ordiate/hordiate, que es como antiguamente se llamaba el producto, pero que para otros es de origen catalán u occitano y de ahí lo toma el castellano, que es la postura que preferentemente mantiene la Academia. Ordiata aparece por primera vez recogida en un diccionario en el de Palet (1604), y por última vez reflejada en 1721 en el de Bluteau. Pero ordiate está ya en Nebrija (1495) y se recoge en diccionarios hasta 1706, en que figura en el de Stevens. Hordiate es empleado así con hache por Vicente Espinel en 1616, aparece en el diccionario académico de 1734 y pervive en todos los diccionarios hasta hoy, aunque mucha gente no lo sepa, si bien siendo sinónimos en principio hordiate y horchata, con el tiempo se ha reservado horchata para la bebida de chufa o de otras pepitas, semillas o cereales, y hordiate propiamente para la bebida macerada de cebada (Véanse todos estos datos en NTLLE).
Y entonces, ¿cuál es la evolución exacta de la forma horchata que tiene su correspondiente en catalán-valenciano orxata ? Esta forma aparece en castellano recogida en un diccionario en el Académico diccionario de Autoridades de 1734, y se testimonia mucho antes que la forma catalana orxata, que como mucho se atestigua en 1797 y al decir de Corominas es más bien del s. XIX (lo cual no quiere decir nada en ninguno de los casos, un vocablo puede ser mucho más antiguo en el registro oral que en el escrito, y normalmente lo es).
Una posibilidad es que provenga del italiano orzata que ya encontramos testimoniado en castellano en las Casas (1570) sin adaptar gráficamente. En ese caso, el vocablo habría pasado del italiano al castellano, pues la z italiana (una especie de -ds- sonora) se adapta caprichosamente al castellano por z sorda, o por palatal africada ch (no tienen más que ver cuanta gente hispanoparlante casi dice en la práctica "picha", con perdón, para nombrar la popular pizza italiana). Así pasó al castellano como orchata (recogido de este modo en el diccionario de Sobrino de 1705, anterior al académico de 1734 que restituye horchata), adquiriendo a la larga una h por refección etimológica cultista, y del castellano pasó al catalán lógicamente como orxata, antes de generalizarse la forma con hache. De hecho toda la península Ibérica tiene una muy estrecha relación con Italia desde el Renacimiento hasta el s. XVIII. Es imposible fonéticamente que el italiano orzata se hubiera adaptado directamente al catalán como orxata, como muy bien señala Corominas (la z italiana se adapta al catalán como s sonora) si no es por ese paso mediador por el castellano, aunque, si existe una remota posibilidad de una adaptación directa de esa forma italiana al catalán, necesariamente ésta hubiera debido producirse en la ciudad de Valencia o su territorio inmediato. Pues la ciudad de Valencia, en parte muy castellanizada desde el s. XV, desde el s. XVI al menos testimonia en ella y en su entorno territorial más inmediato la variante del catalán llamado apitxat (caracterizada por la palatalización y ensordecimiento de ciertos fonemas), que para unos es efecto del influjo de la fonética del castellano de los aragoneses y para otros es una variante catalana tan antigua como cualquiera. Mediante el apitxament fonético que quizá tendería a recoger un sonido italiano z (similar a -ds-) más que a una natural s sonora, a una sibilante ensordecida palatalizada después, quizá sería posible una adaptación primera al catalán, pero no desde luego al catalán de Cataluña, en absoluto, sino al del área inmediata a la ciudad de Valencia. Además, independientemente del imperialismo catalán sobre Nápoles, sur de Italia y Sicilia, Valencia tiene una relación comercial y cultural intensísima con Italia, especialmente desde el s. XV, mucho más que Cataluña, siendo sin duda la ciudad española que más contacto italiano tiene en esta época.
Pero hay otra posibilidad por la que parece inclinarse Corominas y la RAE para nuestro vocablo horchata. La palatalización del grupo -de-/-di- ante vocal en ch es absolutamente regular en romance andalusí, así como la posibilidad de conservación de la t intervocálica como sorda y sin sonorizar. Es bien factible que nos hallemos ante una forma originada en romance andalusí, eso que muchos llaman mozárabe, y que es el conjunto de las hablas romances, derivadas pues del latín, y habladas por el pueblo en las áreas de dominio árabe o musulmán. Las bebidas de cebada y otros granos o frutos secos se dan en la Romania por doquier y el nombre de la hordeata debió de integrar el fondo léxico de toda la Romania.
Y lo cierto es que el íntimo contacto de hablantes de catalán y castellano, en un espacio físico común, con un espacio político también común y secular, ha enriquecido ambas lenguas con préstamos desde tiempos muy remotos, tanto castellanos en el catalán, como catalanes en el castellano.
- Gracias: Helena
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