Febrero es el segundo mes del año en nuestro calendario gregoriano, vigente desde 1582. Sólo tiene 28 días en años normales y 29 cada año bisiesto.
Febrero viene del latín Februārĭus, Februārĭus mensis, literalmente "el mes expiatorio o de la purificación", de februa, orum ('fiestas de las ofrendas o exvotos expiatorios') el plural de februum, ('manera o medio de purificación o expiación), un festival que los romanos celebraban a mediados de este mes. Vocablo quizás de origen sabino (en latín, Sabini y en griego antiguo Σαβινοι = Sabinoi), un pueblo prerromano que vivió en los Apeninos centrales. Al igual que en enero (Ianuarius, por el dios Janus o Jano), en Februārĭus está presente el sufijo latino de pertenencia -arius, por tanto, febrero significa literalmente "el mes (mensis) relacionado con (-arius) las februa o fiestas expiatorias".
Otros términos relacionados con februa, son:
Februo, are, 'purificar', purgar', 'expiar', 'hacer purificaciones religiosas', de donde derivan por ejemplo, Februalis, que significa 'lo que purifica o expía, apodo de Juno esposa de Júpiter, la diosa romana (Hera para los griegos) del matrimonio; februatio, onis, 'expiación, purificación'; februatus (el participio pasado de februo), 'expiado', 'purificado'.
Februus, un dios infernal consagrado en febrero y relacionado con la muerte, al parecer de origen etrusco, que correspondía al Dis Pater romano cuyo nombre significaba 'el más rico de todos los dioses', de -dis, una contracción de ditis (rico) y pater, 'padre', pero en este caso empleado con el sentido de 'divinidad' de manera semejante al dios Pluto (rico). Aunque Dis Pater nunca fue muy popular entre los romanos.
El calendario romano más primitivo, en los tiempos de Rómulo (h. s. VIII a.C.) solo constaba de 10 meses, que sumaban 304 días, siendo marzo el primero de ellos y diciembre el décimo o el último, con un periodo invernal de unos 60 días que no eran contabilizados. Pero Numa Pompilio (753-674 a.C.), tal vez por influencia etrusca, agrega al final del año a enero (Januarius, 'el mes 11') y febrero (Februarius, 'el mes 12 o último', de manera que las februas se celebraban el 15 de febrero, casi al final del año de aquellos tiempos, o sea, en la Roma monárquica y casi toda la republicana). Siglos después, en el 153 a.C., se anticiparon las elecciones para magistrados precisamente para el día 1 de enero, y a partir de entonces, esa fecha marcó oficialmente el inicio del año romano. Luego vendría el calendario juliano que comenzó a regir desde el 1 de enero del año 45 a.C. y finalmente los ajustes gregorianos de 1582.
Los romanos también celebraban en febrero las famosas Lupercales (del latín Lupercalia, en honor al dios Lupercus palabra con el componente lupus, 'lobo') en honor del dios Fauno o Pan (Πάν) para los griegos, el 'protector de los rebaños', 'el que protegía de los lobos' y de la 'fertilidad sexual'. Así como las fiestas de la Feralia (de feralis, 'fúnebre', 'lo relacionado con los dioses manes', 'lo funesto'), en las que rendían homenaje a los antepasados ya fallecidos. Feralis mensis era precisamente el mes de febrero.
- Gracias: Jesús Gerardo Treviño Rodríguez.
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