La palabra bus es, en realidad, un fragmento de palabra que se ha independizado. Era el vocablo que la originó un adjetivo latino de dos terminaciones, que hacía el masculino y el femenino omnis y el neutro omne, y significaba "todo". El dativo plural de esta palabra era omnibus y significaba "para todos", incluyéndose en ese "todos" referentes masculinos, femeninos y neutros.
La palabra omnibus comenzó a utilizarse en el francés de la primera mitad del siglo XIX -durante el reinado de los últimos borbones, Luis XVIII y Carlos X-, para denominar los vehículos de tracción animal que se usaban en París como transporte colectivo. Se hizo una mezcla entre latín y francés y se les llamaba voiture omnibus, más o menos "vehículo para todos" dándole el sentido de "a la disposición de todo el mundo". Los llamados abreviando omnibus se encontraban en lugares de gran concurrencia, como estaciones de ferrocarril, plazas de abastos, y tenían un recorrido prefijado y unos precios estables y bajos, cifrándose la ganancia en la cantidad de viajeros que lo usaban.
Este servicio urbano fue rápidamente adoptado por otras ciudades populosas de la época, tanto en Europa como en América. En español se escribió con tilde para reproducir la acentuación latina, ómnibus y parece ser que fue después de haber pasado al inglés que la palabra omnibus comenzó a abreviarse en esta lengua para quedar en la sola última sílaba, bus.
Por otra parte, el tecnicismo omnibus para los transportes colectivos se extendió a otros, como las líneas de ferrocarril y en muchas lenguas se hizo usual llamar así a ciertos trenes, bien porque admitiesen personas de todas las clases sociales -cuando la separación entre ellas era normativa (1ª, 2ª y 3ª clase)-, bien porque hiciesen parada en todas absolutamente las estaciones, lo que aunque retardara el viaje lo hacía, en cambio, de mayor utilidad como servicio público. En francés se ha dicho train omnibus y en español se llama tren ómnibus. También en francés se ha llamado omnibus o bateau omnibus a un tipo de barco de línea regular entre dos orillas de un lago o río, es decir, un transbordador, lo que hoy se suele llamar con la voz inglesa ferry.
Cuando aparecieron los vehículos automóviles con motores de gasolina, el ómnibus, acortado ya en bus, se compuso con el formante auto- procedente de automóvil para formar autobús y por este mismo procedimiento se desató una reacción en cadena que hizo que cuando el autobús era pequeño le inventaran la palabra minibús, cuando más chico aún microbús; en algunos sitios al de tamaño mediano lo llaman midibús; al autobús que va de pueblito en pueblito portando una biblioteca pública itinerante lo llaman bibliobús; a la tarjeta con varios viajes en prepago la llaman bonobús; al autobús eléctrico que toma la corriente de un cable por medio de un trole lo llaman trolebús.
En México se llama metrobús a un autobús metropolitano articulado de gran cabida y alta velocidad y en España la misma palabra se emplea para denominar un billete combinado que habilita para tomar el metro (ferrocarril urbano subterráneo) y el autobús de superficie. Pero el colmo de la independencia de la palabra bus ha sido la creación en Centroamérica y el norte de Sudamérica de un diminutivo femenino: buseta.
Para otros medios de transporte también se ha usado el término bus en compuestos. Por ejemplo, el voluminoso avión de corta y media distancia que construye la UE en varios países se llama airbus y en España se ha intentado hispanizar como aerobús, aunque parece que la propuesta, a pesar del entusiasmo con el que la Academia se ha apresurado a incluirlo en el DRAE, no acaba de obtener el favor de los hablantes. También al ferrocarril con dos locomotoras, una delante y otra detrás, que no tiene que cambiar de vía ni dar la vuelta, con lo que agiliza mucho los viajes, se le llama con otra palabra similar formada con dos trozos: ferrobús.
- Gracias: Joaqu1n
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