El adjetivo inextricable es un cultismo que viene del latín inextricabĭlis (aquello de lo que uno no puede desembarazarse, lo que no se puede desenmarañar, inexplicable, impracticable, confuso y enmarañado), formado con el prefijo negativo in- y el sufijo de adjetivos de posibilidad pasiva -bĭlis (que nos da -ble en castellano), sobre el verbo extricāre (desenmarañar, desenvolver, descifrar). Este verbo se forma con prefijo ex- (fuera de, alejamiento, punto de partida de un interior a un exterior) y el verbo tricāri (buscar enredos, líos o embrollos), de cuyo prefijado intricare (enredar, embrollar internamente) procede nuestro verbo intrigar y la palabra intriga. De ahí también palabras como intricado o intrincado (lleno de líos o dificultades).
El verbo tricāri se deriva de la palabra tricae (embrollos, molestias, líos o impedimentos), vocablo siempre usado así en plural y en sentido figurado, y procedente de la lengua vulgar o rústica, donde con casi total seguridad significó en origen malas hierbas. Algunos han intentado relacionar con poco éxito la raíz de tricae con el verbo torquēre (retorcer) o con la del griego θρίξ, τριχός ("thrix, trichós", pelo, cabello), pero no hay nada seguro al respecto.
- Gracias: Helena
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