Etimología de SINVIVIR

SINVIVIR

La palabra "sinvivir" está compuesta con "sin" y también "vivir". Es una palabra yuxtapuesta que se refiere a depresión, ansiedad, intranquilidad.

La palabra sin (carencia o falta de algo) viene del latín sine. De ahí también la palabra sinecura (de sine cura = sin cuidado), en referencia a algo que se adquiere fácilmente. La palabra latina se asocia con una raíz indeuropea *seni- (para uno, aparte).

El verbo vivir viene de latín vivere asociado con la raíz *gwei- que dio βίος (bíos = vida, como en biología) y ζῷον (zoon = animal, ser vivo, como en zootecnia) en griego.


Se trata del único infinitivo español formado a partir de la preposición "sin" de nuestra lengua, derivado del "sine" latino, a diferencia del συγ, "sin" griego (más frecuente y con significado casi contrario) presente este último en "sinalefar, sincopar, sincopizar, sincretizar, sincronizar". Aunque el DLE no cite a la responsable de la involuntaria creación y difusión del término, justo parece recordar que lo debemos a la fundadora de la Orden de los Carmelitas Descalzos y, más concretamente, al éxito de la paradoja teresiana cristalizada en su famoso estribillo: "que muero porque no muero".

Escribió Santa Teresa de Jesús (Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada, 1515-1582):

"Vivo sin vivir en mí,  
  y tan alta vida espero,
  que muero porque no muero".

Se trata de un villancico que, en forma poética y musical, se usaba en castellano y portugués entre los siglos XV y XVIII tanto para temas profanos como religiosos, llegando a alcanzar enorme popularidad y propiciando el origen y difusión del término "sinvivir", generalizándose su sentido, ya desvinculado del malestar místico-religiososo de la autora. En realidad, de lo que se quejaba Santa Teresa era de un "sin-morir" que acarreaba la imposibilidad de ver realizada la anhelada unión con Dios tras la muerte (al estribillo se consagra el "muero porque no muero" no el "vivir sin-vivir"), pero hoy en día nadie se quejaría de un no-morir, sino de un mal-vivir o de una vida que no es vida. De ahí el éxito del término yuxtapuesto respecto a la idea del estribillo.  Actualmente la RAE lo define: "estado de ansiedad o desazón que hace vivir con intranquilidad a quien lo sufre"; se podría añadir (si nos mantenemos fieles al empleo original al que debe su creación) "… por tardanza en la consecución del propio objetivo". En cualquier caso, difícil resulta desvincular la idea de "sinvivir" del concepto de "anhelo".

Una nota curiosa sobre la autora, Santa Teresa de Jesús, declarada "patrona de todos los reinos de España" por las Cortes de Castilla en 1617 y ratificada tal en 1812 por las Cortes de Cádiz, es que murió exactamente el 4 de octubre de 1582 y fue enterrada al día siguiente, es decir, el QUINCE de octubre del mismo año, por coincidir su muerte con la entrada en vigor del calendario gregoriano que eliminaba fulmíneamente diez días de este mes, pasándose del 4/10/1582 directamente al 15/10/1582. Nos ha quedado un proverbio en catalán referido a este ajuste por substracción: "la setmana dels tres dijous" (la semana de los tres jueves), que tuvo lugar precisamente en estos días de ajuste que comentamos. El proverbio catalán viene usado con significado parecido al castellano "por los tiempos de Mariacastaña". Otra nota curiosa es que, como en Rusia no se aceptó la reforma hasta la implantación del régimen comunista, la celebración de la Revolución de Octubre se conmemora en noviembre. 

Finalmente, como no todos los países adoptaron la reforma inmediatamente, ha llegado hasta nuestros días un error común o "media verdad" derivado de tal circunstancia. Sabido es que el 23 de abril de cada año se celebra el Día mundial del libro, debido a la coincidencia de la muerte de don Miguel de Cervantes y William Shakespeare el mismo día (esto afirman muchísimos manuales de literatura y sitios en línea) el 23 de abril de 1616. Pues bien, se trata de una verdad a medias.  Cierto es que murieron en la misma fecha (arriba citada) pero no en el mismo día, puesto que España sí había adoptado el calendario gregoriano el 4 de octubre de 1582, pero no así el Reino Unido (lo adoptará solo el 2 de septiembre de 1752), de modo que cuando muere William Shakespeare en Stratford-upon-Avon el 23 de abril de 1616 (con calendario juliano) en España estamos ya a 3 de mayo del 1616 (con calendario gregoriano) y Cervantes lleva ya diez días sepultado. Murieron pues en la misma fecha con calendarios distintos, pero no en el mismo día solar, falleciendo diez días más longevo el autor inglés respecto al genio castellano.

 - Gracias: Rafael Martínez Rubio.

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