La palabra emoliente designa a cualquier medicamento, como una crema, que se aplica a la piel o a las mucosas para ablandar o suavizar y producir una sensación de alivio. Es sinónimo de demulcente y lenitivo (del latín lenis = suave).
Emoliente procede del latín ēmolliēns (algo que ablanda o suaviza), participio del presente de ēmollire (ablandar, restituir lo blando o suave), a su vez formado con el prefijo ex- (salir, ir desde un interior a un exterior, como en elocuente y efervescente), mollis (blando), más el sufijo de agente -nte, que también encontramos en palabras como antioxidante, demulcente, nutriente, paciente y lubricante.
Emolliēns (emoliente) se atestigua en latín renacentista en el siglo XVI; en francés (émollient), en 1549, y en español, en los albores del XVII. Según el dicciomed, el médico romano Celso (s. I d.C.) usa el término con un valor médico semejante al actual para traducir el vocablo griego malássein = μαλάσσειν (ablandar).
Las palabras ēmollire, mollis se asocian a la raíz indoeuropea *mel-1 (suave), también vinculada a malakos (suave) y amaldynein (ablandar) en griego; mrdu (blando) en sánscrito; meltan (derretir) en inglés antiguo.
Los términos ēmolliō, ire y mollis los encontramos en muchos escritores romanos como Virgilio, Juvenal, Ovidio, Plinio el Viejo (como mollis lapi = piedra blanda) y muchos más.
Los emolientes, como algunos geles, también se usan por ejemplo para paliar las molestias de una mucosa gástrica dañada por gastritis o por úlceras.
Fuentes:
Es absolutamente falso que el participio de presente emolliens, emollientis se testimonie desde el s. XVI. Primero y principal, que un participio regular como el de presente latino existe desde que existe el verbo, y el verbo al menos remonta al s. I a.C. testimoniado: así que en esa fecha se empleaba también por necesidad su participio. Pero si vamos exactamente a la forma de este participio atestiguada tal cual, su primera aparición registrada es en el s. III d. C., en la obra fragmentaria del botánico y médico Quinto Gargilio Marcial. Después en el s. IV aparece en los Sermones de San Agustín, en los fragmentos de la Ars Rethorica de Iulius Victor, en san Jerónimo. En el s. VI d. C. aparece tres veces en la obra de Gregorio Magno y una vez en el Codex Iustinianus. En el s. IX se testimonia en la obra de Sedulius Scottus y en la de Otfrid de Wissembourg . Aparece en el s. XII en la obra latina de William de Saint Thierry y otra en la obra de Gottfried de Admont. En el s. XIII aparece en la obra de san Buenaventura y santo Tomás de Aquino (dos veces). Asimismo aparece en la obra de Tomás de Kempis (s. XIV-XV).
En fín, yo creo pues que decir que este participio se testimonia en el latín renacentista del s. XVI, no tiene sentido. Se testimonia mil trescientos años antes de eso.
- Gracias: Helena
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