El chupa-sangre nace de las leyendas eslavas y se dio la vuelta por todo el mundo. El vampiro más famoso es, por supuesto, el Conde Drácula. La palabra vampiro viene del francés vampire. Este lo tomó del alemán Vampir. La literatura alemana del siglo XVII la tomó del serbio вампир (vampir).
En ruso (упырь), eslovaco (upir) y bieloruso (упыр), la variante suena algo así como upir. Una de las primeras escrituras de esta palabra fue en 1047, en una nota junto a la traducción al cirílico del viejo testamento.
Según el etimólogo ruso Max Vasmer (1886-1962)1, la reconstrucción de la raíz es difícil, sería: *ǫруrь o *ǫpirь. Da varias opciones, pero no le encuentra validez a ninguna.
Fuente:
Этимологический словарь русского языка (Diccionario Etimológico del Idioma Ruso) - Max Vasmer - Traducido del alemán al Ruso por O. N. Trubachev - Segunda Edición 1986.
Si bien en concreto la leyenda de Drácula, nuestro actual concepto cinematográfico de vampiro y la propia palabra vampiro, proceden del mundo eslavo, no así el concepto de vampiro y vampirismo, que no es exclusivo del mundo eslavo y que enlaza directamente con ciertas creencias populares del mundo clásico grecorromano, especialmente romano. Todo se origina en la vieja idea de que la sangre es consustancial a la vida. Los antiguos sabían bien que si hacemos un corte en un cadáver no sangra, y si sangra es que no está muerto. Por eso en latín el adjetivo exsanguis (privado de sangre, ex-) es sinónimo de muerto. Ya en la Odisea de Homero, cuando Odiseo acude al oráculo de los muertos para que el espectro del adivino Tiresias le dé las pistas para regresar a su hogar, debe realizar un sacrificio de sangre y darla a beber al muerto: sólo así este muerto o espectro recobrará vida por un instante y podrá hablar. Los romanos además clasificaban a los muertos malignos o sus espectros en categorías: los lémures y las larvas. Las larvas en concreto correspondían a individuos maléficos muertos violentamente, condenados, etc., que no reposaban y buscaban la vida, prolongando esta con la sangre: salían de noche y podían chupar la sangre de los vivos, especialmente de niños y doncellas. Estas creencias populares estaban muy extendidas y pervivieron bien durante toda la Edad Media y aún tiempos posteriores.
- Gracias: Helena
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