La palabra ninfa se refiere a deidades greco-romanas. Estas eran unas hermosas muchachas que habitan en la naturaleza (bosques, lagunas, selvas, etc.). En anatomía se refiere a los labios pequeños de la vulva. La palabra ninfa proviene del griego nymphé que significa "divinidad de las fuentes" y también "novia recién casada".
Las ninfas pertenecen a una categoría de divinidades menores que en su conjunto los griegos denominaban démones. Los démones son seres semidivinos que actúan favoreciendo las funciones de la naturaleza. Las ninfas representan el aspecto femenino de la fecundidad natural (no en vano la palabra significa recién casada y mujer en su plenitud reproductiva lista y receptiva para ser fecundada). El aspecto masculino de la fecundidad natural es asumido por los sátiros, también llamados faunos por los romanos, seres representados con patas de cabra y cuernos, siempre dispuestos a perseguir y fecundar a las hermosas ninfas. Los démones normalmente actuaban en un solo plano, por ejemplo ninfas y sátiros en el plano terrestre. Si eran capaces de transitar entre diversos planos, por ejemplo el de los dioses, el terrestre y el inframundo de los muertos, se les representaba alados y se les denominaba ángeloi. Los principales ángeloi o démones alados eran Eros (la pasión amorosa), Hipno (el sueño) y su hermano gemelo Thánato (la muerte).
Las ninfas se dividen en diversas categorías: Náyades (ninfas de las fuentes), Nereidas (ninfas del mar representadas frecuentemente con la parte inferior del cuerpo en forma de pez), Oréades (ninfas de las montañas), Melíades (ninfas de los fresnos) y Dríades o Hamadríades (ninfas de los árboles en general).
Las ninfas no eran inmortales como los dioses mayores, pero tienen una larga vida (el poeta alejandrino Calímaco dice que las Dríades viven diez vidas de palmera) y muchas veces se cree que la prolongación indefinida de su vida depende de los humanos. Por ejemplo en la antigüedad griega y romana se creía que talar un árbol era un acto impío, pues matabas a la Hamadríade que residía en él: sólo podía hacerse salvando a la Hamadríade, lo que se lograba plantando cerca una semilla del árbol o injertando un tallo de él en otro árbol.
Ninfas y sátiros aseguraban la fertilidad de toda la naturaleza con su acción, de ahí que se diga ninfomanía al deseo sexual inagotable en la mujer, y satirismo al inagotable apetito sexual en un hombre.
- Gracias: Helena
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