Etimología de NAVA

NAVA

La palabra nava designa en castellano a una tierra sin árboles y llana, a veces pantanosa, elevada y situada generalmente entre montañas. El que a veces tenga carácter pantanoso y la existencia de un derivado navajo que alterna frecuentemente con lavajo, hizo pensar algunos en una posible etimología latina a partir de lavare, con disimilación de ele, cosa completamente descartada. Existe en latín una forma nava del adjetivo navus-a-um (diligente), pero no hay manera de que tenga relación por el sentido. Es bastante claro que nava ha de responder a un origen prerromano. La palabra también existe en vasco con la forma naba, y si sólo se diera en ámbito hispano una posibilidad sería considerar un origen vasco, pero esta hipótesis no es posible como veremos después.

La palabra nava se ha conservado de manera extraordinaria en los topónimos. Si atendemos al caso de España aparece por gran parte de la península y coincide en gran medida con todo el extenso territorio ocupado por celtíberos, siendo escasa o inexistente en toda la orla mediterránea propia de la cultura ibérica. Se dirá que las costas mediterráneas, por definición, no tienen navas, pero la cultura ibérica tiene una franja lo suficientemente ancha hacia el interior como para incluir terrenos que pueden considerarse navas, y el topónimo se da muy poco. De todas maneras esto no es muy fiable, pues existiendo la palabra en latín vulgar hispano, no sabemos si la amplia extensión en la toponimia pudo darse también en esa época. Aunque el latín medieval recoge el vocablo nava y Du Cange da su origen hispano, relacionándolo además con el topónimo Navarra como tierra de navas (Navarra que por cierto en su mitad sur estuvo poblada por celtíberos y no por vascones), el estudio de la toponimia nos muestra que el vocablo aparece en otros lugares, como la cuenca de los Alpes italianos dolomíticos y ligures, la región de Lorena al norte de Francia o la zona del Palatinado en Alemania (donde tenemos el río Nahe, del latín Nava, topónimo que el latín debió de recoger de la toponimia prerromana), lugares todos muy distantes que como se comprenderá en nada se relacionan con vascos ni con el protovasco, ni lingüísticamente, ni arqueológicamente. Todas estas áreas sin duda fueron zonas de ocupación céltica en su mayor fase de esplendor cultural, con lo cual la raigambre céltica del vocablo parecería asegurada. Pero Corominas y otros autores plantean un pero. Siendo céltico el vocablo, cómo es que no aparece en la toponimia, ni al otro lado de los Pirineos (ni en la zona de contacto con vascones ni en otras áreas), ni en toda la zona central y general de Francia excepto en los extremos norteños de Lorena (Naives -Rosières y Naives-devant-Bar en Lorena), pues Francia en su conjunto fue la zona central del hábitat de los celtas.

Quizá por eso, la mejor explicación es que se trata de un vocablo perteneciente al fondo léxico precéltico (que algunos consideran protocéltico) de la cultura de Hallstatt. Es esta una cultura de la etapa final de la Edad de Bronce e inicios de la del Hierro, conocida también como cultura de los Urnenfelder o Campos de Urnas (sus bien conocidas necrópolis de incineración) de una arqueología muy rica y ampliamente documentada y estudiada, que se extendió por zonas europeas desarrollándose en un largo periodo de vida entre el s. XIII y s.VIII a.C. Ocuparon la zona de los Alpes, las áreas danubianas de Alemania y de Renania Palatinado, extendiéndose hacia el actual norte de Francia y Países Bajos, y expandiéndose por el Sur pasando por el corredor mediterráneo francés hasta penetrar en la península Ibérica por Cataluña y extender su influencia hasta la meseta central española, pero eso sí, sin ocupar ni en centro ni la mitad occidental de la actual Francia. Es decir que su área de expansión coincide casi exactamente con el área de pervivencia del vocablo nava y enlaza todas estas zonas. Esta cultura sería arrinconada después por las verdaderas oleadas célticas que en muchos territorios se superpusieron a ella.

Podría decirse pues que el vocablo nava, céltico para algunos, precéltico y hallstáttico para la mayoría, penetra en la península en época muy antigua y pervive en el celtíbero hispano hasta el latín vulgar, y asimismo es prestado al vasco o euskera, en que sus lingüistas clasifican como préstamo prelatino o precéltico en el vasco su vocablo naba. Aunque se ha intentado relacionarlo con ciertas raíces célticas o indoeuropeas, la cosa no está muy clara, porque si bien el celta es lengua indoeuropea, no está claro o probado del todo que lo fuera la lengua de los primeros hallstátticos, aunque se supone que sí porque la cultura de Hallstatt arqueológicamente es de facies plenamente indoeuropea.

- Gracias: Helena

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