Etimología de UTOPISMO

UTOPISMO

El utopismo es una tendencia ideológica o postura filosófica de la filosofía social que postula la utopía o tiende a ella. La palabra se forma con el sufijo -ismo (procedente del griego en que denota movimiento o actividad y que se ha especializado en expresar doctrinas, sistemas de pensamiento o posturas vitales). Y se forma sobre la palabra utopía que es un vocablo acuñado por el humanista inglés Tomás Moro (s. XV-XVI) para titular su conocida obra Utopía. Crea el vocablo a partir del griego οὐ (no) y τόπος ("topos", lugar). De manera que la palabra viene a significar el "no-lugar", es decir, el lugar que no existe, el lugar que nunca existió. En efecto en esta obra o relato Tomas Moro plantea la existencia de una isla remota que es una sociedad perfecta, en que los hombres se han dado a sí mismos un modelo artificial de sociedad planificada en teoría perfecta en su tecnología, en sus prácticas, en su justicia social y en su gobierno, una sociedad ideal de diseño. Pero Tomás Moro ni mucho menos crea la utopía ni el utopismo, sino sólo le da un nombre. El creador de la utopía con todos sus detalles es el filósofo griego Platón (s. V a.C.), y Moro, como el mismo reconoce al principio de su Utopía, no hace sino actualizar y reescribir el modelo platónico de sociedad perfecta, que Platón desarrolla en su conocido mito de la Atlántida (recogido en sus diálogos Critias y Timeo) y en el extenso diálogo La República (larga y detallada exposición de su modelo de Estado ideal).

Realmente en el pensamiento filosófico social de toda la historia de Occidente hasta nuestros días hay tres tendencias o modelos que son las que gestaron los griegos y no hemos salido de ellas, de manera que analizándolas de mil modos y abordándolas desde mil ópticas a lo largo de los siglos, llevamos 2500 años debatiendo lo mismo en nuestras concepciones sociales. Estas tres tendencias pueden denominarse edenismo, progresismo y utopismo, y las hemos heredado perfectamente configuradas del mundo griego.

1)El edenismo o idea del "paraíso perdido" que procede del pensamiento mítico-filosófico, en conexión con lo religioso, aparece en el mundo griego por primera vez fijada en torno a los siglos VII-VIII a.C., y viene representada por el "mito de las Edades" que nos habla de una sociedad perfecta o paradisiaca en los orígenes de la humanidad (Edad de Oro) que se deteriora en fases sucesivas. Postula básicamente que la situación ideal y óptima de la humanidad se dio en los orígenes, y que la evolución en el tiempo y la llamada "civilización" suponen un deterioro progresivo, sobre todo en el plano moral, pero también incluso en el plano material. Esto se manifiesta en dos vertientes:

La comunidad humana o sociedad era más justa, ya que funcionaba sin leyes, estados, soldados o aparatos represores: eso quiere decir que no los necesitaba y desconocía la violencia que de ellos se deriva. Encontraba en la naturaleza todo lo que precisaba, sin auténtico trabajo: su vida era más placentera y feliz y no había motivo de extorsión, robo o desigualdad. El progreso técnico no merece el nombre de "progreso", pues requiere trabajo y desigualdad social: no es por tanto un avance a mejor, sino a peor.

El individuo humano era moralmente mejor (no necesitaba leyes, ni autoridades ni juicios para relacionarse con los demás) ya que no había bienes artificiales que codiciar, ni causas de envidia o codicia. La civilización lo ha deteriorado.

Aunque no siempre, en general esta idea se ha relacionado mucho con ideas religiosas, pues justifica que Dios o los dioses, que no pueden haber creado nada malo, hicieron a la naturaleza y al ser humano perfectos y buenos: el mal en el mundo es una creación del hombre conforme ha ido actuando por su cuenta. Esto coincidirá luego plenamente con las posturas filosóficas aportadas por la Biblia judaica al pensamiento europeo y cuadra con los postulados del Génesis y el Paraíso originario. En muchas etapas de la historia de Occidente los ideólogos han tendido al edenismo e incluso algunos grandes filósofos, como Jean-Jacques Rousseau en el s. XVIII son edenistas acérrimos y lo plasman en sus ideas sobre la sociedad, la educación, etc.

2) El progresismo o idea del progreso aparece por primera vez expresado por los sofistas griegos, en torno a los siglos VI-V a.C., y resulta que también nos lo trasmite principalmente Platón en su diálogo Protágoras, donde lo resume en su mito filosófico sobre Prometeo. Esta postura postula que la situación inicial de la humanidad fue precisamente la peor, tanto en el plano material como moral, y que el progreso y la civilización la han mejorado:

La comunidad humana o sociedad era más injusta, ya que el medio natural no era tan ubérrimo y fácil como los mitos nos hacen ver y el hombre se encontraba menos dotado físicamente que otros animales. Sin ningún tipo de tecnología su subsistencia era difícil y no cabía ningún tipo de bondad o moral, sino la mera ley de la selva y el instinto de supervivencia. Sólo el progreso técnico ha permitido mejorar los medios de vida y la seguridad de supervivencia, y a la vez ha llevado a formas de cooperación, todo lo cual ha generado una civilización moralmente mejor, con normas de convivencia que han permitido superar la dureza de una estricta "ley de la selva".

El individuo humano era moralmente peor, como es moralmente peor si no se educa y se le deja en situación "salvaje", en su situación primitiva. La educación en civilización mejora moralmente al individuo al tiempo que unas condiciones de progreso técnico y seguridad de vida hacen más cómoda, placentera, libre y feliz su existencia.

Esta postura implica que la sociedad mejora con el tiempo y que facilitando las condiciones de progreso necesariamente promovemos una sociedad mejor. Importantes etapas de la historia y sus pensadores, como el Renacimiento o un movimiento como la Ilustración y los enciclopedistas del s. XVIII, han sido profundamente progresistas.

3) El utopismo es una creación específica de Platón. Se basa en plantearse si no podríamos nosotros diseñar una sociedad perfecta e imponer ese modelo, crear un paraíso artificial perfecto ya que nunca la evolución por el mero progreso nos puede llevar a una sociedad absolutamente perfecta. Se trata de un modelo en que todo estaría diseñado y planificado, desde la familia a toda estructura social, con vistas a un reparto perfecto que implicaría incluso la eliminación de la propiedad privada, la distribución planificada de funciones y del trabajo, la vivienda, la educación, etc., y así está teorizado desde los modelos platónicos. Y el gran problema que se plantea desde el inicio es quién va a diseñar y regir esta sociedad, que para Platón deben ser los "filósofos", es decir, los iniciados en un saber perfecto y no interesado que serían los regentes idóneos y a los que la sociedad debería someterse en su conjunto. Esta línea de pensamiento la recogen luego muchos autores, el primero el neoplatónico cristiano San Agustín, que escribe su modelo de sociedad perfecta a imponer en "La ciudad de Dios", esta vez basada en un modelo evangélico. Tomas Moro, ya comentado, y luego Tomás Campanella en su "Ciudad del Sol", reescriben sus modelos utópicos, y en definitiva la idea se retoma cada vez que los intelectuales se ven decepcionados con el mero y teórico progreso social. Por eso el utopismo platónico renace con enorme fuerza en el s. XIX, cuando las teóricas y grandes mejoras de las revoluciones burguesas no hacen salir de la desigualdad y la imperfección social a sus sociedades, aunque hayan acabado con viejos sistemas peores. Así por ejemplo surgen los llamados "socialistas utópicos" que postulan formas de sociedad a implantar que son la base de las teorizaciones anarquistas, o formas como el marxismo, que especialmente en sus versiones leninistas se llevan o se intentan llevar a la práctica. El problema del utopismo es siempre el mismo: realmente es una contradicción filosófica interna lo que hace imposible que se lleve a la práctica cualquier utopía, so pena de generar graves dislocaciones sociales a veces catastróficas o que a la larga no tienen muy clara salida. Porque la cuestión es que tu modelo de sociedad ideal perfectamente planificada a lo mejor no es el mío, o el modelo de una élite pensante no es el que aceptaría una sociedad en su conjunto. Es decir, cualquier modelo perfecto y cerrado a cualquier modificación es el modelo de alguien o de algunos, y sólo puede lograrse por imposición a una parte, a veces muy masiva de la sociedad, lo cual es un problema para su implantación y, si se logra, a la larga, es garantía de su fracaso. Por eso la utopía parece que deba quedar como mera utopía, o a lo sumo una pauta ideal a la que tender.

- Gracias: Helena

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