Expresiones: A mí plim

A mí, plim

También se dice a mí, plin para indicar que algo te importa un comino y no le das ninguna importancia. Parece que la expresión la popularizaron los sainetes de Carlos Arniches (1866-1943), que en sainetes y comedias de mucho éxito entre la gente común, retrató los ambientes del Madrid popular y de los barrios bajos. La expresión, puesta en boca de chulapas y chulapos venía a decir muchas veces que a alguien no le interesaba un partido amoroso o cualquier otra cuestión, porque ya tenía su propia preferencia. Parece que Arniches estaba parodiando, deformándola ligeramente, una expresión del s. XIX, que se extendió mucho en la época de la Revolución Gloriosa (1868), que derrocó a Isabel II, y en que se destacó la acción del general Prim. Juan Prim fue un brillante general liberal y republicano que a lo largo del s. XIX estuvo implicado en toda una serie de pronunciamientos y acciones militares y políticas, y que murió a consecuencia de un atentado en diciembre de 1870. En torno a la revolución Gloriosa, la gente en sus posicionamientos políticos, decía A mí, Prim, para indicar que congeniaba con Prim y no le interesaban las argumentaciones o causas de monárquicos o conservadores, o las líneas políticas de otros generales como Serrano o Topete que también se pronunciaron con Prim, pero no coincidían exactamente o del todo con sus posturas.

-Gracias: Helena


Me contó mi abuelo materno, que moriría allá por 1966 con unos ochenta años, que en su juventud (calculo finales del XIX y principios del XX, él comenzó a fumar en Cuba antes del 1898) había en la Compañía Arrendataria del Monopolio de Tabacos, que distribuía a los estancos españoles, dos labores de tabaco picado para liar cigarrillos que gozaban de gran popularidad. Una se llamaba "Prim", en honor del general demócrata asesinado en 1870, y la otra se llamaba "Canilla". Y que era muy frecuente que cuando se estaba hablando de política y la conversación derivaba hacia terrenos comprometidos siempre había quien salía de la situación con la broma de decir "a mí Prim..." que parecía que se estaba posicionando contra los conservadores de la restauración borbónica pero enseguida añadía "...o, si no, Canilla", con lo que había tomado el pelo al que tal pensara porque en realidad estaba manifestando sus preferencias tabaqueras. Esto debió de ser lo que abocase la frase hecha hacia la deriva semántica de "...en el fondo es que me da lo mismo".

-Gracias: Joaqu1n


Lo que dice Helena acerca de la expresión "¡A mí plin!" es lo que suele argumentarse para explicar su origen, si bien hay otras teorías de tipo onomatopéyico que no se sostienen con argumentos convincentes. Parece que no hay otra probabilidad, teniendo en cuenta la época en la que se acuñó esta locución interjectiva y su rápida difusión entre los hispanohablantes de España y de América. Así pues, con casi total seguridad este "plim" es deformación del apellido del general Prim. Lo que resulta un tanto complicado de explicar es que el grito de afirmación hacia un político derivara en un gesto entre despectivo y pasotista, dando a entender que a uno se la trae al pairo lo que ocurra a su alrededor.

Transcribo a continuación lo que comento en mi blog  fraseomanía a este respecto:

"Si seguimos la vía que conduce al general Prim, el primer problema que encontramos es que la frase original se dirigía en sentido positivo, utilizada por los partidarios de este personaje, mientras que en la versión posterior pasó a expresar todo lo contrario, que uno es indiferente a su entorno. Pese a ello, no sería el primer ejemplo de un frasema que le da la vuelta a la tortilla en su significado, adoptando el opuesto al que tenía inicialmente. Sin duda ésta es la razón de peso por la que algunos han cuestionado el origen histórico de este dicho, decantándose mejor por el onomatopéyico.

Como alegato a favor de la teoría histórica hay que decir que la frase «¡A mi Prim!» aparece en la zarzuela La Revoltosa, dicha por uno de los personajes, mientras otro le replica: «¡Y a mí, Frascuelo!». Ya se sabe el enorme impacto que en el público de aquella época ejercía el género chico. De este modo la expresión pudo haberse convertido en estereotipo de chulería, la misma que impregna la obra musical de López Silva sobre libreto de Fernández Shaw, que sería la causa real de que este dicho cambiara radicalmente de significado. De hecho, la expresión se hizo popular en los sainetes de Carlos Arniches (1866-1943), que reflejan como pocos el ambiente callejero de aquel Madrid decimonónico.

Por último, otros han querido relacionarlo con la voz pamplina, que alude a algo sin importancia, pero que en su primera acepción se refiere a una planta con pequeñas flores amarillas, que crece en los terrenos areniscos. Es curiosa su etimología, ya que proviene de latín vulgar papaverina, de papaver (amapola). Y más curioso aún es el hecho de que el bledo que decimos con la expresión me importa un bledo en realidad sea otra planta, esta vez de pequeñas flores rojas arracimadas. Casualidades de nuestros dichos... "

-Gracias: Arkangelikus


Aunque soy argentino, viví en Madrid ya en mi adultez durante 24 años, y la primera vez que escuché la expresión: "¡A mí, plim!" me resultó clarísima sin conocer nada acerca del general Prim. El hecho es que antes de mi viaje corría en Buenos Aires una expresión similar: "¡A mí, me rebota!". La usaban mucho mis alumnos, especialmente, para indicar que les importaba un bledo cualquier habladuría sobre ellos. No concuerdo con que la teoría onomatopéyica tenga poca base, ya que el sonido, sea "plim" o "plin" da justamente la idea de golpecito leve, que no afecta, e incluso encaja con la idea del rebote. De hecho, la imagen que me generó la frase fue la de una gota menuda de lluvia, que no afecta ni molesta.

-Gracias: Darío Farina

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