El término roble albar es la denominación estándar para Quercus petraea, aunque vernacularmente se ha utilizado también para el roble común (Quercus robur) debido a sus acentuadas similitudes fisionómicas. Ambas especies hibridizan entre sí con frecuencia, dando lugar a ejemplares con caracteres intermedios. Está compuesto por dos palabras, roble y albar. Roble proviene del latín robur, rojo, en alusión al color que adquieren sus hojas en otoño, que por extensión en Europa se ha utilizado para denominar a todas las quercíneas caducifolias. Albar proviene del latín albus, blanco, en alusión al color gris ceniciento de la corteza de estas especies. Como curiosidad, la madera del roble albar es la más apreciada de todos los robles europeos, incluso por delante de la del roble común por su excelente calidad.
Estampa invernal de una masa joven de roble albar en el bosque de Hormas, Riaño.
- Gracias: Manuel Gavela
Las palabras robur (roble) y ruber (rojo) se asocian con una raíz indoeuropea *reudh- (rojo), de donde tenemos también rubí, arrebol, bilirrubina y rúbrica. Mientras que albus de donde tenemos alba, álbum y albúmina, se asocia con *albho- (blanco).
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