La palabra prolapso viene del latín prolapsus (deslizamiento o caída hacia adelante), nombre de acción derivado de prolabi, verbo compuesto de pro- (hacia adelante) y el verbo labi (deslizarse, caer, tropezar), de cuya raíz se derivan también palabras como lapso, lábil, lava o colapso. El verbo se vincula a una raíz indoeuropea identificada como *leb- (colgar sobre algo, deslizarse sobre algo).
Prolapso es sobre todo un término médico que designa el desplazamiento hacia adelante y hacia abajo (o caída y deslizamiento parcial) de algún órgano. Y se usa especialmente en ginecología para referirse al prolapso uterino, o en urología para referirse al prolapso vesical o cistocele. Estos prolapsos muchas veces se dan asociados. La causa directa del prolapso uterino, que frecuentemente arrastra el prolapso de la vejiga urinaria, es el exceso de embarazos en las mujeres. En efecto la dilatación y sobrepeso del útero en el embarazo y sobre todo la enorme distensión en músculos y ligamentos que sujetan el útero en el proceso del parto, debilitan y distienden estos músculos y ligamentos, cuya recuperación tras cada parto es sólo parcial. Si los embarazos y partos se repiten mucho, este efecto es acumulativo y se produce sistemáticamente prolapso uterino, que arrastra con el tiempo por vecindad muchas veces, también a la vejiga urinaria. El útero se desploma parcialmente y las consecuencias más patológicas se revelarán con la edad. La menopausia contribuye a aflojar algo esos músculos y ligamentos, con lo que el prolapso preexistente puede empezar a dar problemas, y es más que nada a edades más avanzadas, sexagenarias, septuagenarias u octogenarias, cuando el aumento en la distensión de los tejidos por edad, hace manifestarse este problema con sintomatologías fuertes. El útero cae sobre la vagina y se invagina con severas molestias, y en casos extremos puede llegar a aflorar por la entrada de la vagina. El posible prolapso vesical (la vejiga urinaria es arrastrada y presionada) provoca escasa retención, pérdidas pequeñas de orina y molestias al orinar. Todo esto puede conllevar la necesidad de intervenciones quirúrgicas, bien para recolocar ese útero o bien para extirparlo, cosa indeseable pues el útero es un órgano con sus funciones y necesarias secreciones a cualquier edad.
La única prevención efectiva contra todo esto es una adecuada educación sexual y reproductiva que evite la sobreexplotación de las posibilidades del cuerpo de la mujer, pues es un hecho demostrado que:
- Gracias: Helena
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