La palabra persecución procede del latín persecutio, persecutionis (acción y efecto de seguir hasta alcanzar), nombre de acción del verbo persequi (perseguir, seguir ininterrumpidamente, intentar alcanzar) compuesto de per- (a través de, idea de continuidad hasta el final) y el verbo sequi (seguir). A partir de este verbo sequi y sus derivados latinos llamamos séquito al grupo que acompaña formalmente a un importante personaje, secuaz al compinche que sigue a un maleante, secuela a la consecuencia que se sigue de algo, segundo al que sigue al primero, secta al grupo de seguidores de una parcialidad religiosa o ideológica, según cuando algo se dice "siguiendo" a alguien o sus afirmaciones, socio al aliado que sigue contigo una meta y sociedad al conjunto de los socios.
Pero además tenemos un montón de prefijados, como asequible (aquello que puede ser alcanzado), del latín adsequi, alcanzar, con prefijo ad- de aproximación, y también asechanza a lo preparado para alcanzar y atrapar a alguien. Tenemos conseguir y consecución del latín consequi (alcanzar, conseguir) que con el prefijo con- nos indica la realización global de la acción de seguir hasta su final, que es obtención de lo que se sigue. Tenemos las exequias, del latín exsequiae, rituales funerarios caracteriazados por un cortejo en que la parentela sigue al difunto para sacarlo de (ex-) su morada y llevarlo a su destino final fuera del ámbito de los vivos. Decimos que algo es extrínseco cuando sigue y acompaña a otra cosa en el exterior (extra-) y no es por tanto esencial, y en cambio decimos intrínseco cuando la sigue como consecuencia interna y es interno y esencial. Asimismo tenemos obsequio, de obsequi (seguir y ofrecer nuestro agasajo a alguien de frente, como indica ob-). Tenemos prosecución, del latín prosequi, que marca la acción de seguir siempre hacia adelante (pro-). Y de igual modo tenemos subsiguiente y subsecuente, de subsequi, que es la acción de seguir a continuación, como desde abajo (sub-) para ocupar el lugar de otra cosa.
Todos estos vocablos del latín proceden de una raíz indoeuropea *sekw- (seguir) que también da en latín el vocablo signum (aquello que se sigue) y sus inumerables derivados, como signo, seña, signatura, consignar, reseñar, designar, enseñar, etc.
- Gracias: Helena
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