La palabra libremente es un adverbio de modo derivado del adjetivo libre, y este tipo de formas adverbiales se originan en compuestos de dos vocablos latinos. El adjetivo libre viene del adjetivo del latín liber, libera, liberum (libre), del que deriva libertas, libertatis, que nos da libertad. Se suele vincular con una raíz indoeuropea *leudh-1 vinculada a las ideas del libre desarrollo y a la idea de pueblo, como conjunto de individuos libres en una comunidad, y a la que se asocia también el adjetivo griego ἐλεύθερος ("eléutheros", libre), formado con una prótesis vocálica y que nos da el nombre propio Eleuterio, y otras palabras como el alemán Leute (gente, conjunto del pueblo libre).
El adjetivo latino liber tenía en latín su adverbio de modo que era libere (libremente). Los adverbios de modo derivados de adjetivos se formaban en latín con ciertos sufijos. Si el adjetivo era de la primera y segunda declinación, la terminación del adverbio de modo podía ser -e (como en libere, libremente, vere, verdaderamente, clare, claramente, etc.), podía ser -o (como en cito, rápidamente, del adjetivo citus, rápido), o podía ser -um (como en solum, solamente, a partir del adjetivo solus, solo). Si el adjetivo era un tema consonántico o un tema en -i de la tercera declinación, el sufijo empleado para el adverbio de modo era -ter/-iter, como en sapienter (sabiamente), a partir del adjetivo sapiens (sabio), o faciliter (fácilmente), a partir del adjetivo facĭlis (fácil).
Pero en el habla vulgar latina pronto empezó a registrarse la sustitución de estos adverbios por expresiones en ablativo con la palabra mens, mentis (mente, inteligencia, pero también idea, intención, disposición o manera). Y así la gente en el habla empezó a preferir, en lugar de decir clare (claramente), decir clara mente (con intención clara, de manera clara), en lugar de decir astute (astutamente), decir astuta mente (con disposición astuta, de manera astuta). Estas formas se generalizaron en toda la Romania, y fundiéndose en una sola palabra dieron lugar a nuestros adverbios en -mente que tienen su correlato en todas las lenguas romances (-ment en francés y catalán, -mente en italiano, etc.). Es así como la forma -mente se asumió en las lenguas romances como un sufijo y corrió ya, dentro de ellas, a otros adjetivos para formar todos los adverbios de modo regulares. Pero en realidad no era un sufijo, sino simplemente el ablativo mente de la palabra latina mens, mentis.
Es así como la gramática latina, que forma sus adverbios de modo con sufijos a partir de los adjetivos, en realidad no se altera, pues seguimos teniendo adverbios de modo y formándolos por el mismo procedimiento, pero renueva sus formas de expresión por larga evolución interna y con remodelación de elementos internos de la propia lengua.
La palabra latina mens, mentis se asocia a una raíz indoeuropea *men-1 (pensar, operaciones o estados de la mente), muy prolífica en latín y muy bien representada en todo el mundo indoeuropeo.
- Gracias: Helena
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