El verbo congeniar, coincidir en carácter y aficiones y por tanto llevarse bien, es una formación romance a partir del prefijo latino con- (idea de encuentro, conjuntamente, globalmente) y la palabra genio procedente del latín genius, vocablo que en la creencia romana designaba a un tipo de diosecillo o espíritu protector que nacía con cada varón, lo protegía y participaba de su destino y desaparecía con él (ver genio), por lo que genius ya en latín llegó a identificarse con la persona misma, su personalidad y rasgos de carácter propio que tenía por nacimiento, y ya llegó a indicar lo que hoy llamamos "mal genio" o "genio bueno". De él dependía propiamente el ingenium (carácter interior o talento individual).
El vocablo se forma a partir de una raíz indoeuropea muy fiable y presente en todas las lenguas, que es *gen- (dar a luz, engendrar, parir), también presente en latín en los vocablos gignĕre (engendrar, dar a luz), genus, genĕris (estirpe, linaje), gens, gentis (familia amplia, pueblo), generare (generar, engendrar) y gnasci (nacer). De ahí multitud de vocablos como género, generar, engendrar, congénito, unigénito, primogénito, congénere, generador, germen, indígena, gente, nacer, nación, naturaleza y un largo etcétera.
- Gracias: Helena
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