La palabra buccinador viene del latín būcĭntŏr (también bucc-), 'el trompetero o clarinero' (en Julio César), 'el panegirista o el que grita y elogia el mérito de otro' (en escritos de Cicerón), con sufijo de agente -tor sobre el verbo būcĭno o būccĭno, āre, que significa 'tocar el cuerno, la trompeta o el caracol', documentado en obras de Séneca, Apuleyo y Varrón.
En algunos textos de anatomía y ciertos diccionarios, aparece también la palabra bucinador para referirse a estos músculos, así que pueden denominarse de ambas formas.
El antecedente más antiguo de la trompeta, parece remontarse entre el año 1600 y el año 1000 a. C., cuando los pueblos nórdicos escandinavos comenzaron a utilizar cuernos de los animales domésticos como ovejas, cabras y bovinos, para producir sonidos, aplicando aire con la boca, para auxiliarse en las labores de pastoreo.
Entre los romanos, el instrumento llamado bucĭna o buccĭna (la trompeta, el cuerno de caza o pastoril) tenía una forma semejante a la letra C y, aunque utilizaban también cuernos, comenzaron a diseñarlos en bronce con diversas ornamentaciones, especialmente cuando eran destinados a los militares.
El término buccina o bucina, proviene del latín bos, cabeza de ganado, buey, vaca, probablemente (no es seguro), relacionado con el griego βοῦς = bous, con el mismo significado, en cuyo caso estaría asociado con la raíz indoeuropea *guow- (ganado), ya que al principio este instrumento era manufacturado con cuernos de estos animales principalmente. No olvidemos, que el ganado bovino pertenece al género Bos.
Los buccinadores son dos músculo faciales de forma más o menos cuadrangular, que forman la pared de las mejillas y sirven para comprimirlas contra las piezas dentales y reducir el ángulo de la boca, facilitando el proceso de la masticación; además, interviene, junto con el resto de los músculos del rostro, en las expresiones de éste. Naturalmente que su etimología está relacionada directamente en la participación activa de este par muscular en la ejecución de este instrumento de viento y otros semejantes, como la flauta, el saxofón, etc.
Precisamente la palabra bocina comparte la misma etimología, un dispositivo que genera sonidos en aparatos de audio, y en teléfonos sirve para recibir el sonido de la voz de quienes los utilizan.
- Gracias: Jesús Gerardo Treviño Rodríguez.
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