La palabra bifurcación viene del latín bifurcatio, bifurcationis (bifurcación, separación en dos, doblez en dos en forma de horquilla), vocablo derivado de bifurcus (ahorquillado, hendido en dos). Bifurcus contiene del elemento bi- (radical de duo, dos, cuando aparece en compuestos de primera posición) y la raíz de la palabra furca (horca u horquilla de dos dientes, también desfiladero angosto entre dos paredes rocosas, horca o instrumento de tortura). De furca también procede la palabra horca.
La furca en principio sólo tenía dos dientes, por eso la palabra horquilla, diminutivo derivado hace referencia casi siempre a algo que se dobla en dos o tiene dos puntas. En muchas lenguas romances los diminutivos de furca han dado lugar al nombre de la herramienta de mesa que llamamos tenedor. Así en portugués forquilha, en francés fourchette, en italiano forchetta o en catalán forquilla o forqueta. Esto se debe a lo siguiente. El tenedor no es usado en la antigüedad en que sólo se conocían cucharas y cuchillos, y los alimentos que pinchamos con el tenedor se tomaban con los dedos. Aparecen por primera vez tenedores en la Edad Media en la corte de Constantinopla hacia el s. XI y algunos son traídos a la Europa occidental pero en realidad nadie los empleaba. Es en el s. XVI cuando empiezan a aparecer algunos pero empiezan a generalizarse en las mesas en el s. XVIII con la expansión de unas refinadas normas de etiqueta. Todos estos tenedores antiguos en realidad eran una versión más pequeña y reducida de una herramienta que sí existía en la antigüedad: la horquilla de trinchar carnes, realmente una furca, metálica y de dos dientes, que servía para pinchar y sujetar la pieza mientras se trinchaba con cuchillos. De manera que todos los tenedores antiguos, medievales, renacentistas y del s. XVIII, en principio tenían sólo dos dientes, eran en efecto una horquilla, los tenedores de tres y cuatro dientes son algo completamente moderno. Como curiosidad puedo añadir que hasta mí han llegado en herencia familiar unas pocas piezas de una cubertería antigua que tendrá un siglo largo y que fue de mi bisabuela: pues bien, esos tenedores aún tienen solamente dos púas.
- Gracias: Helena
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