El verbo adorar viene del latín adorare, un verbo latino que tenemos testimoniado desde las Leyes de las XII Tablas que se remontan al año 450 a.C. Su primer y originario significado fue dirigir la palabra a alguien, interpelar, y luego dirigir palabras a alguien, bien de veneración o bien de súplica, de donde también implorar con oraciones a los dioses o dirigirles súplicas. A partir de este último significado, ya en Suetonio (s. I-II d.C.) se usa con el valor de prosternarse y rendir culto a los dioses, de donde más tarde se desarrolla el valor metafórico de venerar, honrar y amar a una persona o sus virtudes como si fuera una divinidad.
El verbo adorare se forma con el prefijo ad- (a, hacia), y el verbo orare (hablar, decir, pronunciar una fórmula ritual, discursear como un orador, suplicar, dirigir una plegaria o ruego). De ahí también orar, orador, oración, inexorable y perorata. Los gramáticos romanos consideraban que el verbo orare era un denominativo a partir de os, oris (boca), voz relacionada con una raíz indoeuropea *ōs- (boca), pero esto podría no ser más que una etimología popular, pues muchos consideran que orare parece pertenecer a un grupo de palabras testimoniadas en griego y sánscrito y relacionadas con el hecho de pronunciar palabras de carácter solemne y público, matiz que se detecta en el verbo latino desde sus orígenes.
- Gracias: Helena
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