Etimología de TOMILLO

TOMILLO

La palabra tomillo que designa a una conocida planta silvestre aromática procede del latín thymus o thymum, que la tomó en préstamo del griego thýmos o thýmon. En realidad la forma patrimonial tomillo es un diminutivo a partir de las variantes más comunes en el latín vulgar hablado, tumus o tumum.

Aunque la forma griega se parece mucho a un vocablo thymós que significa fuerza vital y coraje, y a veces brío y cólera, parece que una acentuación diferente y otros rasgos, hacen que no se identifique con esta palabra con la que sin embargo sí comparte raíz indoeuropea originaria. Se vincula en cambio más directamente con la palabra griega thýon (árbol oloroso) y thýos (bosque que desprende aromas). En latín existe tus, turis, o thus, thuris (incienso), de donde vienen las palabras turífero y turiferario, y que muchos consideran que es préstamo del griego, aunque en griego no se emplea necesariamente para ese significado específico y puede designar a cualquier producto aromático que habitualmente se quema en rituales religiosos, y el incienso se llama propiamente líbanos (alguna vez se ha dicho que de ahí viene el nombre del actual país Líbano, aunque su verdadera etimología puede leerse en la entrada bencina), por lo cual podría tratarse sencillamente de la raíz indoeuropea compartida, *dheu-.

La palabra en efecto se vincula a una raíz indoeuropea *dheu- que designa a humos, vapores, cosas respirables y todo lo que puede ascender en forma de nube.

Esta raíz dio en griego diversas palabras, de las que nos vienen términos como tuya (conífera de resina aromática, especialmente y en origen, cedro), tifón, tifus, estufa, entimema, baritimia, y distintos derivados de la palabra tomillo, como timina o timol.

La raíz *dheu- da en latín preferentemente formas en que la dental aspirada indoeuropea ha pasado a f, como la palabra fumus (humo), de la que proceden humo, fumista, esfumar, fumigar, perfume, humear, sahumerio, etc. También dio la palabra fuligo, fuliginis (hollín), de la que vienen hollín o fuliginoso, y asimismo el adjetivo fuscus (oscurecido, ahumado), de donde vienen hosco y ofuscar.

Es interesante notar que los griegos en las épocas más antiguas empleaban el tomillo para quemarlo en los sacrificios y rogativas a los dioses, y en los actos de purificación, sobre todo cuando no podían disponer de incienso, producto caro y que debía ser importado de tierras lejanas, que sustituyó al tomillo y a otros productos y hierbas casi de manera general en época clásica. Hay un libro que es un ensayo antropológico muy bonito y sugerente sobre el uso y vinculaciones semánticas de los perfumes y sus mitos entre los antiguos griegos: se llama "Los jardines de Adonis" de Marcel Detienne.

- Gracias: Helena

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