Etimología de HORIZONTE

HORIZONTE

La palabra horizonte viene del latín horizontem, acusativo de horizon. El castellano es una evolución del latín vulgar (ver historia) y la mayoría de las palabras las tomó del acusativo (ver: don y desinencia).

El alfabeto original latino no tenía la letra Z. Fue añadida junto a la Y (de ahí que la llamemos "I-griega") desde el siglo II antes de nuestra era, por escritores romanos anteriores a los clásicos como Cicerón, para transcribir palabras griegas (ver: calidad y etimología). Así que al solo leerla podemos sospechar que horizon tiene un origen griego.

El latín lo tomó del griego ὁρίζων (horizon) usado en la expresión ὁρίζων κύκλος (horizon kyklos = límite [horizon] de la rueda [kyklos, como en ciclo y bicicleta]). Se refiere al círculo o circunferencia que contornea, donde parece que se juntan la tierra y el cielo.

Desde muy antiguo, los griegos se dieron cuenta que la tierra era una esfera. De ahí lo de rueda, pues al alejarse los barcos parecen que se hunden en el mar. Así mismo, cuando los navíos se acercan a la costa lo primero que ven son los picos de las montañas, antes que la playa.


En geología, el término horizonte fue introducido por el geólogo inglés Samuel P. Woodward (1821-1865) en su obra Manual of Mollusca III (Manual sobre Moluscos III), de 1856 con el significado de "un plano o nivel de estratificación que se asume es un horizonte, un estrato o conjunto de estratos caracterizado por un grupo particular de fósiles". En las páginas 120-121 dice "...cada especie es abundante en un horizonte y se hace gradualmente menos frecuente en los estratos o niveles superiores e inferiores..."

A la agronomía, pedología y edafología (la ciencia del suelo), el vocablo debe haber pasado algún tiempo después, ya que el suelo, considerado como el material en el que se desarrollan las raíces de las plantas, se considera formado por tres estratos u horizontes básicos: A, B, y C, que descansan sobre el material parental o roca madre, siendo el primero en el que la mayoría de las plantas anclan sus raíces y donde se realiza la más intensa actividad microbiológica. Estos horizontes o capas conforman el perfil del suelo.

De todas maneras, estas aplicaciones de la palabra horizonte finalmente proceden del sustantivo griego ὁρίζων = horízōn o 'el círculo que delimita o limita, de ὅρος = hóros, que significaba en la antigüedad: 'un límite, señal, marca, mojón', pero además se empleaba con los sentidos de: 'el límite entre dos objetos', 'el límite hasta donde uno puede ir', 'el límite de la vida humana, que según Heródoto eran 70 años', límite entre intervalos en la escala musical', y hasta de manera metafórica ¡El límite de la mente femenina! en escritos de Esquilo. Estas menciones sólo se hacen para consolidar el sentido de estos términos.

En latín, hŏrīzon era así mismo, 'el horizonte', 'el límite de la vista', 'la porción que dominamos con la vista', también una 'línea trazada a través de un reloj o cuadrante solar' (en escritos de Vitruvio).

Ya que un horizonte geológico por ejemplo es como una capa de material rocoso sedimentario que marca los límites que corresponden a cierta época, como el Eoceno, un horizonte con sus propios fósiles, con cierta antigüedad, limitado por abajo por el Paleoceno (más inferior o antiguo) y limitado o separado en la parte superior (más reciente) por el Oligoceno.

Fuente:

- Gracias: Jesús Gerardo Treviño Rodríguez.

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